Víctor Corcoba

Algo más que palabras

Víctor Corcoba


Sentido común

06/06/2023

Estamos llamados al encuentro, a ser familia vinculada al espíritu creativo de la lucidez, y a crecer plácidamente como humanidad. Por ello, deben trazarse líneas rojas urgentemente. Para empezar, fuera guerras que todo lo destruyen y tomemos con garra de donación, lo de ser amor, que es como ser balada. Sin duda, la veracidad tiene que resplandecer, tanto en la relación de hechos como en la comunicación humana, para poder defendernos de las sombras del mal.
En consecuencia, es vital una regulación tecnológica humanística, al menos para hacer frente a la producción masiva de contenidos falsos en línea, promoviendo la desinformación permanente y la incitación al odio. La tempestad inhumana está con nosotros, esperando la enmienda para estar unidos, ayudándonos unos a otros. Indudablemente, necesitamos trabajar juntos, sin pasar por encima de nadie y sin dejar a nadie en la cuneta del desprecio excluyente.
Apreciémonos, es lo más congénito. Nos urge, por consiguiente, universalizar el sentido nativo. Tenemos que pasar página a tanto desconcierto, fijar soplos para uno mismo y darse aliento, sabiendo que nada de este mundo nos resulta ajeno. Protegiendo nuestro hábitat, así como nuestros hogares, será más fácil modificar actitudes. Ojalá nos demos cuenta que el mejor proyecto viviente no está en el caudal económico, sino en los vínculos afectivos y efectivos. 
Sí, en ese afecto natural que nos despoja de materia y nos devuelve a la composición versátil, ahí es donde radica la reconstrucción nuestra, cimentada a corazón abierto, mediante un desarrollo humano, que ha de ser tan  integrador como reparador. Dada la situación de colapso, tenemos que ejercitar un brío más responsable y coherente entre el hacer y el obrar; puesto que el deterioro de la calidad humana de la vida se ha degradado socialmente.
 No olvidemos jamás que el instinto de la conciencia es el mejor de los tactos, y que para rejuvenecer lo único que se requiere es no perder el discernimiento, ni la moderación del examen a la hora de labrarse uno mismo, para ganar horizontes de luz y supervivencia. Al fin y al cabo, verse a sí mismo, suele ser un buen estimulo para esperanzarse y batallar con sentido humanitario.

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