Víctor Corcoba

Algo más que palabras

Víctor Corcoba


Confianza y acogida

19/03/2024

Creo que confiamos demasiado en los sistemas de producción y muy poco, por no decir nada, en las personas; fruto de una neurótica torpeza, cuestión que nos encamina a derribar la propia sensatez, el juicio natural que todos llevamos innato. Lo cruel de esta situación absurda es que está ahí, en cualquiera de los continentes; a pesar de que se nos llena la boca, en favor de un desarrollo verdaderamente humano e integral. 
La lección que hoy nos deja José, en el día de su festividad, es que la vida nos depara adversidades, pero sacar lo peor de nosotros no es la salida, sino actuando con la fibra anímica de confiar en la providencia. Sin embargo, nosotros, no solemos pasar de las bellas palabras a la acción, quizás por falta de valor y valentía, unido al déficit de ética, que nos deja empedrado el corazón a diario. 
La respuesta tiene que surgir incesantemente, como fruto verdadero del amor y de la inagotable sed de justicia que padecemos. Aún no hemos aprendido a respetarnos. Posiblemente nos merezcamos otras consideraciones más equitativas y no los venenos de la desilusión. Encerrándonos en nuestro propio egoísmo, apagamos la llama del entusiasmo, encendemos la niebla del pesimismo y la bruma de la resignación. 
Lo importante es vincularse y no desvincularse de nada ni de nadie. La concordia es la salida a todas las crisis actuales y, sin embargo, es lo que más nos falta. Dejemos a un lado aquello que nos envenena, como puede ser el odio y la discriminación, y tomemos como vía de entusiasmo el hacer y el dejar hacer socialmente. Con alegría la vida sabe mejor y tomándola en confianza y con sentido responsable, se sobrelleva todo. Tal vez tengamos que acogernos mutuamente y recogernos recíprocamente, interrogarnos hacia dónde se nos está encaminando o hacia dónde nos estamos dejando llevar. Si el problema de la deshumanización es sustancialmente una confusión en el vocablo de amor, también la cuestión del desarme es una contrariedad más en el término de la confianza recíproca. Es pues indispensable, si se quiere -como se dice- dar pasos decisivos en el cambio, encontrar tonos y timbres verdaderos, que injerten equilibrio en actuaciones y serenidad en los pasos.