Julio César Izquierdo

Campos de Tierra

Julio César Izquierdo


Pueden

03/02/2024

Quieren. Hombres y mujeres que cansados del sueño urbano deciden retornar al pueblo. Por lo que sea. Sin más. Tal vez no sean muchos, pero suelen tener ganas e ilusión. Que cierto es que no se cuenta con todas las comodidades y prestaciones que ofrece la urbe, algo que a lo mejor ni se pretende ni se puede. Cada ámbito tiene sus propios atractivos. Cosa aparte son los servicios e infraestructuras básicas. Ése es otro cantar que merece una reflexión aparte. Hoy, simplemente, queremos animar y felicitar a los que se decantan por venir, regresar o afincarse. No digo nada de los que permanecen desde antaño, que siempre serán la base, los cimientos y las mimbres de la esencia en cuestión. Porque algo nos dice -o apuntan los que saben- que hay muchas posibilidades por explotar y explorar; con excelentes ejemplos de desarrollo rural desde ámbitos muy amplios: ayuntamientos, asociaciones, grupos de acción local, fundaciones, instituciones y personas a título individual que demuestran tener un empuje especial que contagia optimismo. Lo digo porque conviene pensar en positivo, a pesar de los baches del camino. Y más ahora, donde todo se globaliza, donde las distancias, para según qué, han desaparecido. Es el momento de remar con más ganas que nunca. Que no se trata de ser como fuimos (sin olvidarnos el ayer, claro). Que tal vez con un mínimo de personal sea suficiente. Que a lo mejor hay que reforzar a los que ya están para que se sientan a gusto, cómodos, convirtiéndose en los mejores embajadores. Una nueva forma de vida adaptada a los nuevos tiempos, donde nadie sobra y todo el que venga suma. Aplicando lo de un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio. Estudiando nuestras fortalezas y oportunidades, siendo conscientes de las amenazas y debilidades. Es tiempo de examen, de renacer, de recibir, de innovar, de facilitar, de contar y explicar. Es el momento de lanzarse a por todas desde dentro y hacia fuera, con círculos concéntricos. Contando dónde estamos, quiénes somos y facilitando (creyendo) que es posible. Ya saben: lo rural, como la energía, ni se crea ni se destruye. Simplemente, se transforma. No sé, algo tendrá el agua cuando la bendicen y aquí lo de ver para creer no dejará de ser una buena perspectiva.