Carmen Arroyo

La Quinta

Carmen Arroyo


Pilar Herrero, escultora I

22/06/2023

Hago lo que siento. Así comenta Pilar Herrero, la única mujer escultora en Palencia, palabras de Santiago Amón y del doctor Vinuesa, cómo realiza sus obras. Visito su taller, lugar especial donde trabaja y me muestra sus esculturas, sus pinturas, ha significado, para mí, un auténtico descubrimiento. Sin ánimo de ofender: quizá ignoremos el autor de muchas esculturas que, por suerte, embellecen nuestra ciudad, y admiramos, lógicamente, las obras de artistas ya consagrados de otras épocas. Pero, salvando distancias, nos permitimos ignorar quién realizó el monumento-homenaje al maestro en la plaza de la Catedral, el Homenaje a los Comuneros, la que atrapa la mirada al poco de comenzar a recorrer la calle Mayor, imposible no pararse ante ella. Y qué me dicen de las colocadas en el amplio espacio al que se accede desde la Biblioteca Pública de Eduardo Dato, o, la que en -El Salón- permite a los niños jugar con ella y, al hacerlo, sus manos se transforman en caricias devueltas a la suavidad de los sabios volúmenes que invitan a jugar. Sí. Lo adivinaron esa joya es de Pilar Herrero. 
Visité la Exposición que tuvo lugar en la Fundación Díaz Caneja desde el 16 de diciembre de 2014 al 25 de enero de 2015. Su título, Otro lado del silencio. Era director de la Escuela de Arte de Palencia Mariano Timón, Luis Alonso Rioja, arquitecto por la Universidad de Valladolid. En el prólogo destaca su creatividad, originalidad y su perseverancia. Del libro Palencia Hoy, de Marcelino García Velasco, transcribo: «Si miras al cielo verás la luna redonda y llena alzándose -a que no me pillas- sobre la luz. Si miras al Salón, verás una fuente con chorros de agua luminosa, o de chorros luminosos de agua, y los castaños de indias con los frutos colgando y abriéndose sus cápsulas levemente pinchosas, y más lejos, no mucho, un estanque tranquilo en el que riela el poderío luminoso de las farolas cercanas, y, sobre las baldosas, borrachas de luz, la escultura de Pilar Herrero».
Merecido elogio a esta mujer, Pilar Herrero, grande de espíritu, que adivina sueños y los vuelve arte con sus manos, manantial de agua cantarina, o viento, capacidad receptiva innata. La quinta de la próxima semana analizaré un proyecto para la ciudad que, pienso, podría ser una belleza.