Carmen Arroyo

La Quinta

Carmen Arroyo


Aquel amor de Picasso

11/04/2024

Se llamó Dora Maar. En realidad, Henriette Markovitch; nació en 1907 en la Rue d´Assas, en París, hija de madre croata y padre francés, arquitecto. Fue una importante fotógrafa surrealista de los años 30 y 40. De familia burguesa, pero retrató a personajes populares y, también fue en 1935, fotógrafa de plató de Jean Renoir. Desde pequeña, en su casa la llamaban Dora y de ahí tomó el nombre artístico añadiendo Maar. Hay una biografía escrita por Mary Ann Caws titulada Dora Maar, con y sin Picasso (Destino 2000), cuyo prólogo es de Victoria Combalía que organizó la primera retrospectiva de su obra en el año 1995 y fue comisaria en varias exposiciones de la artista. Dora Maar sufrió depresiones e ingresó en una clínica, posiblemente, cuando fue abandonada, sustituida, por  François Gilot. A partir de entonces fue dejando de relacionarse socialmente hasta recluirse hasta el  final de su vida. Murió sola en su piso de siempre: en el número 6 de la Rue de Savoie, el 16 de julio de 1997. No tuvo descendientes. La vida de Dora Maar es muy interesante. Se relacionó con los artistas del momento que ambicionaban rejuvenecer el arte. Tuvo romances y grandes amigos.
 Conoció a Picasso en Mougins, cuando acababa de comenzar en España la guerra. Ella había vivido con sus padres cinco años (1915-1920) en Buenos Aires y hablaba perfectamente el castellano. Y un año más tarde le escribía al pintor: «Lo amo, soy muy desgraciada». No podía olvidar la estancia junto a personajes importantes del mundo del arte y amigos con quienes, en los años 36 y 37, había compartido su vida. Es famoso The Yellow Shirt Dora Maar, año 1939.
Victoria Combalía cuenta que le hizo el prólogo a la obra de Mary Ann Caws llamando a Dora Maar por teléfono, no presencialmente. Dora fue la fotógrafa del Guernica y escribe que tenía en su casa, además de su obra fotográfica, más de 130 obras de Picasso así como muchos dibujos. Por tanto, Dora ocupó el corazón de un gran hombre y no pudo renunciar a ese amor más que refugiándose en su propia soledad. Quizá las depresiones ya las tuvo cuando veía cómo Picasso se rodeaba de mujeres hermosas y ella estaba tan enamorada que no podía dejar de sufrir. Su pasión por él desde el año 1936 a 1943 era demasiado fuerte.