Carmen Arroyo

La Quinta

Carmen Arroyo


Las Pléyades

14/09/2023

En la Vía Láctea, las Pléyades, visibles al ojo humano y conocidas como 'las siete cabras', destacan en una agrupación formada por más de 500. Distan de la Tierra unos 400 años luz y son visibles desde el Hemisferio Sur durante el verano dentro de la constelación de Tauro. La estrella más brillante es Aldebarán. Significa la que procede de las Pléyades. Cuenta Álvaro Cunqueiro, a quien conocimos dando una conferencia en la Casa de Cultura de A Coruña, sobre meigas, interesantísima, siendo el director Miguel González Garcés. En agosto, una casa de Antigüedades cerraba durante el mes. Conocían los caprichos de la señora de Franco que olvidaba pagar. Los mayas, grandes astrónomos, sabían las horas nocturnas guiándose por Venus y la constelación de las Pléyades. Su profundo conocimiento de la bóveda celeste les permitió elegir con exactitud el lugar en el que edificar sus templos. Midieron el tiempo con gran perfección y su calendario estuvo relacionado con el sol y las plantas. 
En la mitología griega, las Pléyades eran siete hermanas, hijas de Atlas y Pleione. Perseguidas por el cazador Orión, con ayuda de Júpiter, se trasformaron en palomas para huir de él. Todas fueron amadas por dioses excepto Mérope, quien se enamoró de un mortal: Sísifo, y como castigo fue condenada a brillar menos que sus otras hermanas. Estudiosos de las estrellas encuentran paralelismo entre los ángeles buenos encabezados por san Miguel, protegido de Dios, amparo de los buenos, frente a Luzbel, símbolo del mal, que lucha contra las palomas. En la Biblia, se nos habla de los 'ejércitos celestiales' y del carro de fuego que arrebató a Elías. Los pastores, al ver las estrellas supieron, como mantenía la tradición, que Jesús había nacido. Y siguiendo a la que se convirtió en su guía, los magos hallaron al Niño envuelto en pañales y reclinado en el pesebre. Antes, Ezequiel, nos dejó un relato poético hermoso en el que describe su visión de Dios al contemplar las estrellas. 
Cunqueiro escribió que los indígenas australianos llamaban a las Pléyades 'bandada de cacatúas' y en la Europa Medieval 'gallina clueca con su pollada'. Se dice que al mirarlas, en los marineros nace saudade, melancolía que provoca deseo de regresar al calor del hogar.