Víctor Corcoba

Algo más que palabras

Víctor Corcoba


Dejarnos armonizar

12/09/2023

Nuestra existencia es estar en movimiento, romper moldes para batallar por un planeta más habitable, con una economía que beneficie en conjunto y sea menos dañina con el medio ambiente, además de que proporcione oportunidades de empleo decente para todos. Docencia y decencia son palabras clave para llevarlas a buen término y fusionarlas en la casa común. Porque, en efecto, sin vida nueva y sin espíritu cooperante, cualquier estructura se corrompe en poco tiempo. Por consiguiente, cada cual y desde su propio andar, debe fomentar tanto la comunión como la unión fraterna. Únicamente de este modo podremos madurar el reencuentro, como gentes de mundo y relación. Es cuestión de dejamos armonizar por la brisa del entendimiento y por el amor como expresión de la verdad. La evidencia, pues, siempre resplandece al final. Indudablemente, la novedad suele atraer la atención y el respeto, máxime cuando la acción debe empezar por uno mismo, pero también muchas veces el miedo y la desesperación nos sorprenden. El regocijo de coexistir frecuentemente se apaga. Sólo hay que ver que el suicidio se halla entre las tres primeras causas mundiales de muerte. Por otra parte, la falta de consideración hacia toda vida y la violencia crecen, mientras las desigualdades son cada vez más palpables. Desde luego, la intimidación brutal, el empeoramiento de la pobreza y la represión sistemática están aplastando las esperanzas de cualquier quehacer democrático. El mundo requiere descubrirse y no encubrirse, donarse y no reprimirse, para crear un futuro mejor para todos; también para los débiles que lo ven inalcanzable, porque para los valientes es la oportunidad del cambio. Al fin y al cabo, lo importante está en no desfallecer y en ser combativos para vencerse a sí mismo, convencidos de que la victoria más bella radica en aprender a reprenderse, en volver a la mesa de negociación. La ley y el orden no se pueden resquebrajar, bajo ningún concepto. Lo sustancial pasa por rehacerse transformado, huyendo del dominio del maligno que todo lo repele, permaneciendo en la cultura del abrazo con júbilo y en la novedad del néctar viviente, siempre sorpresivo.