Carmen Arroyo

La Quinta

Carmen Arroyo


Nicolás y su nuevo libro

03/06/2021

Tengo en mis manos el último libro publicado de Nicolás Castellanos: Renovación en el Espíritu después del coronavirus. El prólogo es de José María Castillo. Con frecuencia, al leer un libro, nos saltamos el prólogo. Un buen prologuista ahonda en la obra del escritor, expresa su opinión y nos facilita el camino de la lectura, además de captar nuestra atención enfocándola hacia lo que, realmente, el autor expone ante nosotros. La ventaja es indudable y podemos comprobar -cuando hayamos terminado el libro- si estamos, o no, de acuerdo con él. Pero es indudable que  otra opinión es válida porque la buena crítica siempre aporta y enriquece.
En Renovación en el Espíritu después del coronavirus vamos a encontrar al hombre que no se resigna ante lo negativo que pudiera quedar después de la pandemia, y apela a hacernos las obligadas, por necesarias, preguntas en el interior de cada uno. Quizá la desconfianza, basada en el miedo a lo que nos supera, quede entre nosotros por un tiempo. Pero aquí Nicolás Castellanos se moja: habla fuerte y claro. Sin temor. Y, ante el hecho, que no podemos negar, dice que «el coronavirus sembró pánico y miedo, que el virus no sabe de fronteras y opone, la esperanza frente a esa realidad, marcando un camino: La renovación en el Espíritu» -porque, ahora más que nunca- «la desigualdad presente en el mundo global y la muerte» -con todo lo que supone de desgarro- «aparecen con innegable evidencia». Los cambios afectan a «la economía, las empresas, el trabajo, los viajes, el turismo, el deporte, incluso el culto».
Con la valentía del hombre que, desde el convencimiento personal y firme, cree y practica ese credo, anhela que los demás busquemos un camino renovado que nos llevará a ser más solidarios con los países menos favorecidos. Y nos anima a pensar: «La Iglesia, tiene que encontrar su sitio en la sociedad después de la pandemia del coronavirus. En camino, en itinerancia, en salida al encuentro del mundo femenino, de la mujer, que tiene que ser reconocida en igualdad a varón, dedicada a la misión, con el mismo protagonismo que el hombre, y no solo en la tarea apostólica, sino en su capacidad de decidir en la Iglesia».
El libro enseña y marca un camino. Gracias, Nicolás, amigo, por tu obra, por tu palabra.