Víctor Corcoba

Algo más que palabras

Víctor Corcoba


Gente con corazón

30/03/2021

Estamos viviendo una época de transición que requiere del encuentro, partiendo de una disposición interior que nos cambie el corazón para donarnos; pues, en realidad, nos incumbe a todos hacer frente ahora y con diligencia, cuando menos para salvar vidas, salvaguardar los medios de subsistencia y advertir sobre la peor situación de incertidumbre. 
La hambruna, ocasionada en parte por los conflictos entre nosotros mismos y sembrada por el temporal de crisis climáticas y la pandemia de COVID-19, nos está dejando sin palabras. Naturalmente, no podemos continuar el camino del enfrentamiento permanente, ni mirar hacia otro lado, ante la multitud de personas que están a las puertas del naufragio. Para comenzar, como tarea personal, pienso que será bueno cultivar la asistencia humanitaria hasta conseguir que los focos rojos se apaguen y comencemos una nueva época que nos ayude a reconfortarnos entre sí, salvaguardando los dones de la naturaleza y promoviendo una gestión responsable. Al fin y al cabo, lo significativo es llenarse de sentido común, estar con la gente, no por encima de ella. Las sociedades han de juzgarse, precisamente, por su capacidad de entrega.
Indudablemente, en todos los ambientes hay que activar los valores éticos si en verdad queremos salir de este momento de duelo, verdaderamente desesperante y cruel. Nuestros comportamientos contaminantes hasta nos están dejando sin aire para poder respirar. 
Por eso, es el momento de las gentes, de esos corazones que además de ejercitar el respeto a la vida, practican el espíritu solidario, sin descuidar la relación que hay entre una adecuada educación integral y la preservación de un ambiente sano, que nos ayude a conservar siempre vivo el vínculo armónico con todas las cosas. 
La pasividad no consigue nada, hemos de trabajar conjuntamente, máxime en un momento de tantas inseguridades, tanto de aliento como de alimento,  lo que nos exige un mayor compromiso de todos hacia todos, que es como se prepara un futuro sereno para los que nos sucedan. Sin duda, es posible despejar esas nubes amenazadoras, a poco que trabajemos en la tutela de la trascendencia de la persona humana, de sus valores y principios.