Toyi Marcos Sosa

Desde mi ventana

Toyi Marcos Sosa


Me detengo en Francia

10/07/2022

Me detengo en Francia por compartir con España los Pirineos, que es la frontera natural entre ambos países, y tener lenguas transfronterizas como el catalán y el vasco. Pero en Francia, también hay otras variantes lingüísticas tal que el alsaciano, el franco, el flamenco-occidental, el franco-provenzal, el corso, el bretón, el provenzal, el occitano… y todas estas lenguas que se hablan en el país vecino, oficialmente, ni se enseñan, ni se usan de forma oficial, ni son objeto de división entre los ciudadanos, ni impuestas a la fuerza por los caciques. Lógicamente, existen entidades que se encargan de mantener y conservar todas las demás expresiones filológicas por cuanto significan y aportan a la diversidad cultural de un país. Una lengua común une y en Francia, el idioma oficial de todo su territorio nacional es el francés, el cual es hablado por la práctica totalidad de la población.   
Hace unos días, el padre de una alumna de Baleares decía: «Es inaceptable que en España no se pueda estudiar en español. Mi hija, es castellanohablante pero en el instituto recibe el 100% de las clases en catalán. Lo comuniqué y pido para mi hija, los mismos derechos que los catalanohablantes».  ¿Qué calificativo merece este atropello, pues no es caso único? Paisanos, qué indolencia que España entera claudique ante las presiones independentistas que proscriben la lengua oficial de esta gran nación de más de 500 años enterrándola en las catacumbas, una tragedia que como nación va camino de  desaparecer. La señora Armengol que hoy manda en territorio balear es gracias a la Constitución Española.  Leo: «Los padres sucumben, tienen miedo a denunciar». ¡Miedo a denunciar! ¿No es España un país libre o ya no?  Nadie entiende que en España no se pueda estudiar en su lengua oficial y el caso balear no es una excepción. Un castellano no tiene los mismos derechos que un catalán, se ve en este ejemplo y en otros. Si quieren escuelas en catalán que también las haya en castellano y dejen elegir al alumno la lengua en la que desee estudiar sin imposiciones ni miedos. Si no hubiera tanto despotismo y sí más libertad, el catalán se aceptaría con más normalidad.  

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