Día de la Comunidad                  
SIN PERDÓN 
JOSÉ MARÍA NIETO VIGIL
Hoy conmemoramos el V Centenario de la batalla de Villalar. También festejamos en la villa comunera la XXXV edición de la fiesta popular en homenaje a los líderes comuneros allí ajusticiados el 24 de abril de 1521. La primera vez que tuvo lugar esta celebración se remonta a 1986.
Cerca de Villalar, a dos kilómetros, se levanta un monumento conmemorativo de fea fábrica, a mi modesto entender, en recuerdo de la batalla, a la sazón derrota de la causa de la Comunidad. Ubicado en el mismo lugar, llamado de ‘Puente el Fierro’, se erige en el año 2004. En el reza uno de los hermosísimos versos de un romance del poeta berciano, Luis López Álvarez, dedicados a los comuneros en Canto de Esperanza. En los dos primeros versos de su tercera estrofa dice: «Desde entonces ya Castilla / No se ha vuelto a levantar (…)»
Los grandes señores de Castilla impusieron la autoridad del ausente y ya proclamado emperador Carlos V, a sangre y fuego. Más fieles a sus intereses particulares que a los generales, menos aún a los de los castellanos, sofocaron una rebelión que ansiaba una mayor libertad, un deseo de defensa del Reino de Castilla frente a la depredación extranjera de los allegados al rey y, sin la menor duda, que el pueblo disfrutase de mayores derechos frente a las apetencias de los señores.
Hoy, quinientos años después, Castilla es más pequeña que entonces. Hemos pasado de ser corazón y alma de España a convertirnos en periferia política, económica y social. Carentes de memoria histórica, con una profunda crisis identitaria regional, nos hemos convertido en parte de la España vaciada, envejecida, despoblada y descapitalizada de recursos humanos. No podemos vivir del recuerdo de tiempos pretéritos, aunque gloriosos, preñados de rica historia cincelada en piedra. No, es el momento de rebelarnos contra un futuro negro y aciago. Ésta debe ser la causa que debemos reivindicar, ésta es la proclama a defender, pero para esto necesitamos gobernantes que no desgobiernen, leales a su pueblo, del que son sus servidores, no sus súbditos ni vasallos. «Castilla se ha vuelto a levantar». Este es el verso a escribir.