José María Nieto Vigil

Sin Perdón

José María Nieto Vigil


Muerte

29/03/2024

Qué difícil de entender es la paradoja que nos ofrece nuestra fe cuando, de manera categórica, nos señala que la muerte es vida, o que desde el fin de nuestra existencia nacemos a la vida eterna. Hoy es Viernes Santo, el color morado nos recuerda el luto por el fallecimiento de Jesús de Nazaret en la cruz, tras su terrible muerte y agonía en el monte Gólgota -lugar de la agonía-, también conocido como Calvario, o monte de la Calavera. Teniendo en cuenta al Evangelio según San Juan, la fecha podría ser el 3 de abril del año 33 de nuestra era. En Roma gobernaba Tiberius Iulius Caesar (Tiberio) de la dinastía Julio-Claudia.
Junto a él, crucificados también  se encontraban el Buen Ladrón -llamado Dimas-, y el Mal Ladrón -de nombre Gestas-, cuyos nombres no son mencionados en los evangelios canónicos, aunque sí en los evangelios apócrifos, los conocidos como Los Evangelios de Pasión y Resurrección, entre ellos el de Nicodemo, también designado como Hechos de Pilatos.
Dejando a un lado la historia y  la ortodoxia de los textos bíblicos, la muerte de Cristo es un mensaje de redención, recuerdo y amor. Un hermoso ejemplo de entrega sacrificada a Dios, nuestro Padre, pero también a sus hermanos, a los hombres. Es,  por tanto, una llamada a una renovación, liberación y salvación del hombre. Qué difícil de entender, qué fácil de olvidar y qué simple de recordar.
Muerte y vida, vida y muerte. Ambos, aparentemente contrarios a toda lógica natural y ley científica, son un binomio paradójico sin contradicción teológica. Nacemos, vivimos y morimos par resucitar a la vida eterna. La fe no sólo es creer en lo que no veo, también lo es creyendo lo que veo. 
Hoy estamos asistiendo a un mundo que, sin saberlo, está viviendo su propia pasión, su propia muerte y extinción. No es la voluntad de Dios, es el libre ejercicio del hombre de autodestruirse y derrumbar el orden natural creado. Dios no tiene la culpa de nuestros pecados, pero en su infinita misericordia nos resucitará a la vida eterna.
Viernes Santo, tiempo de silencio, oración y perdón. Santo Viernes de Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo.

ARCHIVADO EN: Roma, Semana Santa