Arte urbano? ¿Cultura suburbana? ¿Vandalismo? La contestación, desde mi modesto y limitado conocimiento, es que depende de la superficie utilizada, de la técnica empleada, de la legalidad del mural o, simplemente, de la calidad de la composición.
Originariamente, es una pintura libre que cubría ilegalmente espacios urbanos, pero esto hoy ha cambiado de forma clara. También en el medio rural triunfa este tipo de arte de manera legítima, por ser murales ofrecidos por los propietarios de estos, o por su contribución al embellecimiento de entorno en el que se disponen. Por citar varios ejemplo muy cercanos, Medina de Rioseco, Guardo, o Poza de la Sal, son prueba de ello. También en numerosos pueblos pueden encontrarse sin buscar demasiado.
Sin embargo, hay que distinguir la paja del grano. No todo es arte, hay demasiada basura y suciedad provocada por los aficionados –más bien vándalos- del graffiti artístico. Paradas de autobuses, vagones de trenes, columnas, bancos, paredes, casetas, y un sin fin de espacios son asaltados por «terroristas» del supuesto arte urbano. El gasto público y privado para realizar la limpieza y aseo de las zonas deterioradas supone millones de euros para las arcas públicas y la economía de los particulares afectados. Y Palencia no es extraña al acoso de estos bárbaros y vándalos. Si no que se lo digan a Renfe o, más recientemente, a las arcas públicas por los daños ocasionados en la ribera del río, recientemente intervenida arquitectónicamente.
Por cualquier sitio, siempre de manera inoportuna y desgraciada, aparece el tag  -léase firma del cretino de turno-, inmortalizando su canallada para mayor duelo del ciudadano de a pié. Esto no es arte ni cultura de ningún tipo, pese a su carácter contestatario y antisocial. Nada tiene que ver con las magníficas obras de Bansky, Boa Mistura, Muelle, Eduardo Cobra, de nuestros graffiteros nacionales -Bifido, Diego Ac, Dale Grimshan, Cristian Blanxer, o Rock Blackbock-, o palentinos de primerísimo nivel -Chisco, @Selector, o Alberto del Tío-. Ellos sí ejecutan auténticas obras maestras de primerísima calidad. El resto es bazofia y delincuencia sin más.