Víctor Corcoba

Algo más que palabras

Víctor Corcoba


Muy solos

06/10/2020

Está visto que nos hemos globalizado por intereses económicos, cuando en realidad lo que necesitamos es trabajar unidos por fraternizar el mundo. Por si fuera poco, el calvario de este mundo encerrado en sí mismo por las malditas haciendas, la pandemia de Covid-19 ha aumentado los desafíos y las desorientaciones, hasta el extremo que la respuesta que han dado los gobiernos no suelen cambiar las circunstancias subyacentes que dejaron vulnerables a millones de personas y tampoco mejoran su situación para enfrentar crisis futuras. Evidentemente, nos falta autenticidad en las acciones y cercanía verdadera entre análogos. Sea como fuere, no podemos continuar por más tiempo, con pasos que nos destrozan el corazón y tampoco podemos proseguir en la falsedad de la donación. Seguramente, tendremos que vencer el cansancio y reponer fuerzas colectivas, con acciones concretas para todos los continentes. Tal vez lo prioritario del cambio sea, no poner el objetivo en la diosa fortuna, sino en la entrega de dar vida. Concibamos, además, que nada se puede hacer en soledad, pero tampoco podemos sentirnos bien, sino acertamos a abrirnos a los grandes ideales, que no es la acumulación de dinero, sino  el acopio de sueños, que son los que nos hacen más llevaderos los días.
Por otra parte, quizás debamos oírnos más e impulsar liderazgos que trabajen para el desarrollo de todos, sí de toda la humanidad; puesto que, cuidar cada latido viviente, de algún modo es también protegernos a nosotros mismos. En realidad, cada ser forma parte de ese verso interminable que conforma la vida, y que hemos de embellecerla, jamás destruirla. Sin embargo, tenemos otro espíritu más frío y calculador, verdaderamente deshumanizante, egoísta a más no poder y sin proyección colectiva. Esto requiere un cambio de cultura; y, por ello, la docencia tiene que también reencontrarse con sus programas de valores y principios, que ocupen el centro de los esfuerzos, si en verdad queremos alcanzar el objetivo mundial de que nadie quede rezagado en este hogar común. De ahí, lo transcendente que es educar para unirse y adquirir conciencia de lo equitativo, sin obviar lo importante que es instruir en la igualdad.