Palencia, la capital en esta ocasión, tiene también a lo largo de este verano su programación cultural puesta a punto y bien priorizada en una serie de puntos susceptibles de ser puestos en valor, cara a un amplio catálogo de actividades culturales que le proporcionen al visitante y a los propios residentes, una serie de alicientes que sirvan para resaltar aún más la importancia de la capital, tras conocerla mucho mejor y situarla en su espacio temporo-espacial, valga el símil educacional.
En efecto, porque las noches de los fines de semana en Palencia, se están convirtiendo en rutas teatralizadas por la ciudad, que se van adentrando en la historia de la misma en lugares marcadamente históricos y simbólicos para los palentinos, como son la calle Mayor, la plaza de San Francisco, la plaza Mayor, la plaza de San Pablo, la plaza de Cervantes, Puentecillas… Y templos como el de San Francisco, San Miguel o la Catedral; aunque esta última por sí sola viene llenando todo el espacio nocturno de una de estas rutas, en concreto la denominada ‘Tesoros de la Catedral’, con un recorrido entre mágico e histórico por el interior de la misma. Allí  los visitantes se verán sorprendidos porque de pronto ante ellos aparecerán, caracterizados en los actores que los representan, personajes del pasado que tuvieron que ver con la seo palentina; y todo ello, además, aprovechando esta coincidencia actual de que la misma se encuentra celebrando este año su séptimo centenario. 
Y de otro lado, y para dar a conocer también la ciudad a los visitantes del fin de semana, aunque en esta ocasión desde una perspectiva muy diferente y, eso sí, antes de que la noche caiga sobre la ciudad, Palencia sigue ofreciendo la posibilidad de observar la ciudad desde el mismo cerro del Otero, a los pies de su monumental Cristo, viajando en autobús desde el centro de la ciudad hasta la misma cumbre, desde donde las vistas de la ciudad adquieren una belleza particularmente singular.