Carmen Arroyo

La Quinta

Carmen Arroyo


Medio Ambiente

14/07/2022

¿Nos estamos cargando el futuro de nuestra raza? Quizá. Basta con mirar a nuestro alrededor y pensar sobre lo que hacemos tan a la ligera: utilizar y tirar. ¿Dónde? En cualquier lugar: campo, montaña, ríos, playas, calles y plazas, jardines y entornos privilegiados, que usamos con la infantil creencia de que nos pertenece en exclusiva, y esa seguridad da paso a ser irresponsables con nuestro ya frágil y perecedero entorno. Valga como ejemplo -sin salir de nuestra ciudad- al caminar encontramos mascarillas arrojadas al suelo. Si se nos ha caído, lógicamente no la vamos a volver a usar; hay a poca distancia de separación entre una y otra papeleras, lo que nos permite depositarla cómodamente, sin dejar secuelas de nuestro paso; pero, ¡ah, claro!, lo olvidé, antes, será obligado doblar el espinazo y recogerla. Parece una tontería pero no lo es. Vamos a dar otro pasito: 
Las bolsas de plástico están llegando a los océanos, a la placenta de los peces hembra. ¿Exagero? No. Acabo de leer un interesante artículo que alerta de ese drama. Lo había asumido, con preocupación, desde hace tiempo. Siempre he procurado ser respetuosa y en cada una de las escuelas en las que trabajé, quise que mis pequeños alumnos, entendieran lo importante que es aprender a reciclar y a sentirse responsables. Nuestro paso por la vida debería ser respetuoso para no degradar aquello que, gratuitamente, recibimos al nacer, para uso y disfrute, en préstamo, sí, y con la obligación de legarlo a quienes nos sucedan, en mejores condiciones si es posible porque ese, y no otro, es nuestro cometido como seres humanos y racionales.
Y ahora, motivo distinto, pero común a los dos anteriores puesto que trabaja de igual modo en contra del Medio Ambiente. Metidos ya en el verano los incendios han comenzado a hacer acto de presencia en varios puntos de nuestra geografía. Algunos, por descuidos que pueden evitarse, otros por accidentes fortuitos y, bastantes, por la locura e insensatez de pirómanos que gozan destruyendo lo que costó años levantar hacia las nubes, la belleza de los árboles, pulmón que nos protege. Pensemos en el egoísmo de quienes destruyen la selva para cultivar productos que la empobrecen mientras ellos acumulan. Ciudades sostenibles: el próximo jueves.