Mucho se ha venido hablando de las intervenciones de Pablo Casado durante el debate de la moción de censura. Mucho más se seguirá hablando en el futuro, no quedarán olvidadas las palabras pronunciadas, menos aún, los ataques personales dirigidos contra Santiago Abascal y, sin ningún miramiento, las descalificaciones proferidas contra los millones de votantes de Vox.
Las dos sesiones celebradas han configurado un álbum de instantáneas históricas y de enorme repercusión política. La foto de la Carrera de San Jerónimo llevará por título: ‘Adiós a la Moncloa’. La aritmética parlamentaria, que tanto gusta a los populares, no va a sumar los afectos de la derecha española, representada por la formación verde, para alcanzar el gobierno del Reino de España. Así de claro, y así de rotundo.
No sé quién es el autor intelectual de la maniobra, pero si sé que su equivocación estratégica ha sido mayúscula. Entiendo la huida hacia el centro político, puedo llegar a comprender el alegato de moderación exhibido –no le quedaba otra opción-, pero dinamitar los puentes de contacto electoral con Vox ha sido, sencillamente, suicida. El malestar que se ha generado ha sido muy notable, incluso entre muchos votantes del Partido Popular. Se puede decir, sin ninguna exageración, que el horizonte del triunfo en las urnas se ha alejado bastante.
La moción de censura no se presentó contra el Partido Popular, de hecho se invitó a Pablo Casado a presentarla apoyándole, se promovió contra en gobierno de Pedro Sánchez. Muchos españoles, hartos de la desastrosa gestión gubernamental de la pandemia, exigíamos una respuesta conforme a derecho, por tanto legal y legítima, con la mano en el corazón y por poderosas razones: crisis económica; iniciativas legislativas de todo tipo; intervencionismo en el poder judicial; ataque a la Corona…. No se podía aceptar la situación desde el silencio, el conformismo, o la indiferencia indolente. Estos eran los verdaderos motivos inspiradores de la propuesta.
Hagan memoria y recuerden quienes dirigieron los mayores elogios al discurso defendido.