José Javier Terán

El rincón palentino

José Javier Terán


Septiembre y seguimos

30/09/2020

Cerramos hoy este mes de septiembre con el corazón constreñido y encajado casi en un puño; inquietos y a la vez expectantes ante el giro que pueda tomar en las próximas fechas esta pandemia mundial provocada por el maldito coronavirus de marras, que nos trae a mal traer desde hace ya más de siete meses, y que está acabando con cualquier sistema organizativo al uso que viniese rigiendo en los países, sean estos del norte, del sur, del este o del oeste, y con capacidades económicas más o menos desarrolladas; porque a todos ataca el virus en cuestión.
Un mes de septiembre que bien hubiésemos querido se hubiese desarrollado de otra forma bien diferente; con su vida de relación habitual y ordinaria, su prosperidad económica avanzando, su tiempo para el trabajo y para la diversión sin cortapisas, sus fiestas patronales y sus romerías votivas y cercanas y en olor de multitudes. Y no con estas no fiestas que, en lugar de las originales, se han ido programando con la mejor de las voluntades, y prodigando por doquier de una manera paralela.  Aunque no hayan faltado quienes, a su abrigo, se hayan saltado todas las normas de restricción y seguridad pactadas.
Y, a consecuencia de ello, estemos sufriendo ahora en buena medida una serie de rebrotes del virus en diferentes escenarios, que nos han conducido al establecimiento de una serie de medidas restrictivas aquí en Palencia.
Así las cosas, no se augura un otoño tranquilo y sereno en nuestra vida ordinaria; porque sobre nuestras cabezas, en cada uno de los pasos que ejecutemos, penderá esa constante espada de Damocles del virus, que nos obligará a actuar de una manera diferente a la que debiera ser la habitual.
Y, claro, tampoco el de su inmediato seguidor, el invierno donde, además, nos encontraremos con los agravantes de los catarros, los fríos y las gripes típicas de esta estación, que complicarán la situación.
Un negro panorama, en fin, que dejaría de serlo en parte si, todos y cada uno de nosotros, cumpliésemos a rajatabla las normas establecidas para frenar al virus.  Y, desde luego, si se nos anunciase de una manera inequívoca la llegada de la correspondiente vacuna.