Julio César Izquierdo

Campos de Tierra

Julio César Izquierdo


Margaritas

27/05/2023

Anda Tiburcio deshojando las margaritas. Unas veces sale te quiero y otras no. Una forma de entretenerse como otra cualquiera, sobre todo cuando el proceso sale de la entelequia y de la imaginación. Porque podía buscarlas por el pasto, pero hoy la lumbalgia hace de las suyas y agacharse supone un esfuerzo que es mejor ahorrarse. Ponerse en pompa, si acaso, para el practicante. Y ahí andamos, recordando que necesitan ocho horas indirectas de sol al día y un mínimo de otras tres con el radiante pegando de lleno. Todo se mueve por la vitamina D, me dice. Se alimentan de organismos planctónicos y son la pista de aterrizaje más deseada por mosquitos y pulgones. Pero a mí no me pica nada. Estoy tranquilo, mirando a ver si doy con la hoja adecuada. Hay grandes y pequeñas, de campo y de vivero. Hay más de ciento cuarenta especies y simbolizan la pureza y la ingenuidad. Será por eso por lo que el personal deja la razón a un lado para preguntarles a ellas por el corazón y los sentimientos humanos. A lo mejor, respondo sin más. No sé, le veo hoy muy reflexivo y dubitativo. Quizá es lo que toca, pararse un momento y pensar qué hacer. En los pequeños gestos se encuentran las grandes decisiones. Cada movimiento, cada pequeño paso suma. Ya. Y sigue con lo suyo, comentando que ha visto en la tele a varias muchachas con tatuajes de margaritas en los brazos, alegando que implican inocencia y juventud. Puede que tengan nostalgia de la infancia, según señalan los expertos. Ni idea. Silencio. De repente me pide que corte unas rodajas de chorizo. Sin más. Y me apunta que al hablar del tema se acordó de la expresión. ¿Cuál? La de dar margaritas a los cerdos. ¡Qué cosas! Se ríe. Es una cita bíblica (Mateo 7:6), para explicar cómo se pueden desperdiciar cosas buenas en personas que no lo merecen. Aunque lo cierto es que hubo un error en su traducción al castellano, pues la palabra original era la griega margaron que significa 'perla'. Peor me lo pinta. Me lo explique al detalle mientras almorzamos y ya si eso vamos viendo qué hacer. Nada hijo, nada. Como mucho esperar un nuevo amanecer, si es con nubarrones mejor, que necesitamos lluvia a raudales. ¿Agua entonces? Vino, que va mucho mejor para pasar las migas y las penas. Sí.