Froilán de Lózar

La madeja

Froilán de Lózar


Volver a Galicia

17/03/2023

Desde antes de la pandemia y ahora con más motivo, porque estamos vivos y hay que celebrarlo cada día, todos los años en enero viajo a Galicia. La disculpa es visitar a mi amigo Juantxu y traerlo de vuelta a su hogar de Meñaka, pero confieso que voy, principalmente, por satisfacer mi curiosidad, por conocer pueblos y ciudades, de manera especial, por darle vuelo a mis sueños. Como decía Rosalía de Castro, esa enorme poeta gallega: 

«Astros y fuentes y flores, 
no murmuréis de mis sueños, 
sin ellos, ¿cómo admiraros 
ni cómo vivir sin ellos?»

Este año se me encendió la bombilla al llegar a Ribadeo, capital de la Mariña Oriental, que importaba aguardiente de Riga cuando su puerto estaba en apogeo. Y aproveché para dar un largo paseo por la playa de las catedrales, en este tiempo que no es necesario hacer reserva para verla. El año pasado recorrimos en tres días la Ribera Sacra, recorrido que pueden encontrar en mi blog o en la hemeroteca de este diario. Este año, además de Lugo y su muralla, que con más de dos kilómetros de longitud ha terminado por integrarse en la estructura urbana, he visitado, en compañía de Juantxu y de Pepiño, las torres de vigilancia del valle de Maceda. El valle de Maceda lo forman cincuenta y cuatro núcleos de población, villas y aldeas durmientes a los pies de la Sierra de San Mamede. De camino, en Xinzo de Limia visitamos el monasterio de Trandeiras, ya muy deteriorado. Nos hemos asomado a su jardín y hemos visto la fuente excavada en la roca. El agua corre por su canal subterráneo para llenar una piscina dedicada al regadío de los campos. A pocos kilómetros de Allariz he paseado por el bosque que tiene Ibarrola en Galicia. Y era casi obligado, después de tres años 'enereando' por Orense, conocer su casco histórico y as Burgas. Los cronistas aseguran que estos manantiales han sido aprovechados con fines medicinales, religiosos, lúdicos y prácticos de muy distinto tipo. Y te acercas a tocar el agua, como negando la evidencia. La temperatura exterior es de 2 grados y la fuente lo escupe a 60°, cuidado, que es verdad, que te quemas.

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