José Javier Terán

El rincón palentino

José Javier Terán


Centenario de Delibes

28/10/2020

Ahora, cuando por las circunstancias de la crisis sanitaria que estamos pasando, parece que estamos echando con una progresiva regularidad una mirada más profunda hacia lo rural, hacia el pueblo en concreto como lugar para vivir –al que tratamos de huir cuando en la ciudad las cosas se ponen feas-, coincide que se acaban de cumplir los cien años del nacimiento de un genial escritor de aquí, de nuestra tierra castellana, de la vecina Valladolid en concreto. 
Se trata, como ya habrán adivinado, de Miguel Delibes. Un autor que ambientará la mayoría de sus obras literarias en este mundo rural; por lo que bien podríamos calificarle por ello como el mejor cronista de la vida rural de su tiempo.
Así, cualquiera de sus novelas o cuentos que tomemos, apreciaremos de inmediato esas referencias claras al mundo rural, en el que asienta sus historias de manera inequívoca; hasta el punto de poder hablar con toda certeza de la ruralidad de muchos de sus personajes, auténticos héroes de su tiempo muchos de ellos; porque supieron salir adelante en su vida con lo poco que se les ponía por delante. Y si no, recordemos entre sus muchas novelas, las aventuras y desventuras del protagonista de Las ratas y su familia, por ejemplo.
Lo que nos sitúa ante una visión un tanto descarnada y en ocasiones trágica de las gentes que habitaban las tierras de la Castilla de mediados del siglo pasado donde ambientaría muchas de sus novelas. Encontrándonos, además, con que, muy a menudo, la muerte aparece con toda su carga de sufrimiento y tristeza.
De otro lado, a lo largo de sus narraciones, muchas de las cuales se desarrollan en el ambiente provinciano de nuestra Castilla, encontramos también reflexiones concretas que el propio escritor dejaría bien anotadas. Entre ellas, varios pensamientos muy reveladores que justo tienen que ver con el amplio conocimiento que él poseía del mundo rural y de sus gentes. Como aquel que dice que, «si el cielo de Castilla es alto, será porque lo han levantado los campesinos de tanto mirarlo».
Ni tanto que es alto; y puro, y limpio; y grato de contemplar. E inspirador, a la postre, de grandes historias hechas literatura.