Pues a estas alturas del mes de agosto sigue el verano haciendo de las suyas, con la canícula apretando de lo lindo por páramos y valles, y dejando sentir sus efectos en campos y ciudades por igual. 
Y hasta en lugares que no venían precedidos de común de unas temperaturas tan elevadas, han roto también sus propias marcas y han tenido que improvisar acciones a marchas forzadas para mitigar en lo posible estas continuas olas de calor que parecen haberse empeñado en descargar este año sobre nuestras cabezas -un día sí y otro también- sin solución de continuidad.
Y, como el que no quiere la cosa, los lugares de costa junto al mar, la montaña, los entornos de las arboledas, los ríos y las piscinas están siendo los lugares preferidos por el personal tratando de ponerse a salvo de tan elevadas temperaturas.
Entretanto, la ciudad aparece casi desierta durante las horas centrales del día, con las ventanas y persianas de las casas de los pocos que en estos días residen en ella cerradas a cal y canto tratando de evitar que a su través se cuelen los asfixiantes rayos de sol.  Creciendo la misma en paseantes a medida que el sol declina en su acción; aunque como el ambiente se muestra pesado por las elevadas temperaturas del día, sus pasos les conducen a una buena parte de ellos hasta las inmediaciones de algún parque donde poder encontrar algunos grados menos, o hasta la terraza de algún bar para compartir alguna bebida bien fría en un ambiente más fresco y relajado.
Luego un tranquilo paseo por algunas de las calles más emblemáticas de la ciudad, que a esa hora del crepúsculo parece haber alcanzado ya un mayor movimiento de personas, aun dentro de la merma habitual de estos días de agosto; hasta que poco a poco el eco de un reloj lejano anuncia a golpe de campanada que ha llegado la medianoche.  Que es cuando la calle vuelve a quedarse desierta para unas cuantas horas, respetando así el tiempo del descanso nocturno.
En tanto en unos días, unos emprenderán sus vacaciones y partirán a sus destinos, y otros regresarán una vez concluidas estas.  Con la mirada puesta, eso sí, en las próximas fiestas de la ciudad.