Toyi Marcos Sosa

Desde mi ventana

Toyi Marcos Sosa


Los sueños

22/05/2022

George Steiner, en su discurso de los XXI Premios Príncipe de Asturias manifestaba: «Los sueños  son el campo neutral de las contradicciones». Frase que podía trasladarse a la falta de conciencia nacional debido a los ridículos que está protagonizando el Gobierno de España. Pero si ampliamos un poquito más, tampoco es que haya mucha miga en la esfera de algunos intelectuales; sin embargo, al ciudadano no le es ajeno que hay otros que desde hace muchos años vienen denunciando un evidente separatismo que está empobreciendo la vida cultural y política de ciertos territorios, al sufrir el español un apartheid lingüístico. El acoso, el rechazo permanente a todo lo que suene a español, contribuye a exaltar el fanatismo ideológico tal dictan las reprensiones de los regímenes rancios. Todas las lenguas por humildes que estas sean son dignas de conservarse, pero cuando a una región se le conceden ciertas excepciones porque son chicos buenos que lo único que quieren es una autonomía pero su boca se vuelve como la un fraile y les dan montes y morenas, más las funciones que ellos mismos se atribuyen, las cuales llegan a influir hasta en el Gobierno nacional sin que 40 millones de españoles les hayan votado,  en esa región española se va perdiendo el idioma oficial de una nación de más de quinientos años de antigüedad por imposición y bulas de una oligarquía endiosada, avalada por un Gobierno de distracción,  y el espíritu humano, si alguna vez lo hubo, ya es otra cosa. Nos dicen unos amigos que es tal el totalitarismo, que no van  a poder ni leer a los clásicos.   
Ya lo dijo Zapatero: «El concepto de nación catalana no me produce preocupación ni rechazo». Vamos, que ni frío ni calor. ¿Estarán algunos políticos,  medio a lo tonto, en el tema de las nacionalidades asumiendo renunciar a no tener competencia en ciertos territorios españoles? ¿Para qué sirve la Constitución Española? ¿La habrán leído algunos de los ministros actuales? Preocupa que estén alentando una España de virreinatos y  no una comunidad de pueblos unidos con ciudadanos iguales en derechos, deberes y libertades  bajo el amparo de mismos  principios de justicia.

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