Carmen Arroyo

La Quinta

Carmen Arroyo


Fernández Nieto

15/12/2022

No estuvimos allí. Fue imposible. Se impuso la realidad. Hablo de José María Fernández Nieto. Y de la espera a que un hermoso libro, hecho con retazos de corazón de amigos y familiares, dedicado a su enorme figura literaria y humana, se presentase ante un público que, imaginaba, y así fue, entregado y pendiente de las palabras de cada persona que intervino en el acto celebrado en el Casino de Palencia y que a él iban dirigidas. (Gracias, hijo, por leer parte de lo que tu padre escribió con tanto cariño). 
Lo sé, como ustedes, porque en Diario Palentino, la cercanía de lo nuestro, pudimos leer que el acto estuvo cargado de brillo literario y emoción contenida. Cómo le hubiera gustado a Marcelino García Velasco haber volado del hospital en el que por obligación debió permanecer. Y a mí que quise a José María como a un segundo padre, dado que tenía la misma edad del mío que vivía lejos y me demostrase su cariño. Mi marido escribió un texto cargado de emoción en el que había puesto vida y esperanza, claridad compartida. «Yo que fui su amigo fiel -la familia lo sabe- durante muchos años cuando quiero estar con él, porque la amistad me empuja, busco cualquiera de sus libros, lo leo y acabo diciendo: esto es ayer, aquí está José María. Fue mi padre, compañero de juegos por trabajar en la farmacia de don Marcelo Fernández Rojo, quien me presentó a él así: "este muchacho es mi hijo y hace versos, me gustaría que leyeses alguno y así saber si merece la pena que siga o se dedique más a sus estudios de Bachillerato».
«Le dejé los versos y me citó para una semana. Volví con miedo. Los versos son malos, pero en ellos veo un poeta. Cambia de lecturas, me recomendó algunos y me dedicó tres libros suyos. Cuando salí de la farmacia las columnas de la calle Mayor me parecieron luminarias de gloria. Volví muchos días por la botica y allí inventamos la aventura de Rocamador. Los 13 primeros números los pagó el Círculo Cultural del Movimiento. Era 1955 y duró hasta 1968. Desde entonces  el bolsillo de José María salvó la situación económica. Seguimos adelante. Digo seguimos porque desde el número seis José María me había hecho subdirector. Cuento esto para que se sepa ya que habla de la generosidad y de la pasión del hoy homenajeado».