Pues ya era hora de que alguien lo dijese alto y claro para, a continuación, proclamarlo a los cuatro vientos desde el centro del país y para todo el mundo, habilitando así una máxima que se espera haya calado en los cientos de personas que lo habrán visto y escuchado: «Palencia tiene la estatua de Cristo más alta de España».
Y aquí, habría que decir que nuestro ayuntamiento capitalino ha apostado fuerte con esta nueva campaña de promoción de nuestra tierra, con esta reproducción de un corto vídeo sobre la monumentalidad de nuestro Cristo del Otero a través de las pantallas habilitadas en un edificio de la plaza del Callao, al lado de la Gran Vía madrileña, que habrán visionado, parándose frente a la pantalla impactados por las imágenes, cientos de paseantes de diferentes países.
Porque en esto del turismo no hay que andar con medias tintas, hay que lanzar el eslogan de una manera creíble, pero contundente también, resaltando lo que nos distingue y nos diferencia del resto por encima de todo, para ponerlo así en valor de una manera clara.
Porque señores, eso es así en esto de la promoción turística de cada país, región, provincia o territorio más local, ante la extraordinaria competencia que existe para llevarse a los visitantes a la tierra de cada cual; o se es incisivo y se buscan elementos propios que nos diferencien cara al exterior de cualquier otra ciudad o territorio patrio, o habrá otros que se llevarán el gato al agua, con la consiguiente merma de visitantes en el propio.
Y como prueba de que lo que se percibía a través de estas imágenes impactaba, veíamos aquí en Palencia lo que se nos trasladaba vía redes sociales por algunos de los paseantes que se encontraban en esa plaza -algunos de ellos palentinos, también-, y nos seguía emocionando, a la vez que continuábamos admirando su monumentalidad.
Así que, tras esta magna campaña, ahora lo que queda es que pase pronto toda esta pandemia sanitaria y se abran sin restricción las vías de comunicación entre todas las regiones, para que el movimiento de personas se produzca, y muchas de ellas recalen en nuestra tierra.