Carmen Arroyo

La Quinta

Carmen Arroyo


Corpus Christi y danzantes

02/06/2022

Julia Zamora Elvira publicó en 2013, con la colaboración especial, leo, de Eliseo Trejo Fombellida e Ismael González Simón, un librito: Corpus Christi y los Danzantes, Tradición en Cevico de la Torre. Próximo el Corpus, quiero dedicarle mi columna. Comienza su dedicatoria: «A vosotros, 'danzantes' por hacer posible que la tradición de la danza del Corpus sea motivo de orgullo para todos los ceviqueños. A todos aquellos 'ceviqueños anónimos' que durante siglos han sabido transmitir de generación en generación una tradición que forma parte de nuestra historia. Y a cuantos colaboráis con dedicación y esfuerzo, por haber conseguido que la fiesta del Corpus Christi se haya convertido en un motivo para visitar Cevico de La Torre». Es cierto que en Cevico conservan tradición y danza desde el siglo XVI y los datos se comprueban en  el Archivo Histórico Diocesano de Palencia,  Archivo General de Simancas y hemeroteca de Diario Palentino. Además de un cumplido reportaje fotográfico.
 Hermosos los altares que salpican calles o rincones y plaza, compitiendo  en belleza por sus adornos de flores y sábanas o colchas de brillantes colores. Si añadimos a lo anterior, el esfuerzo e ilusión de todo un pueblo, es fácil entender que Cevico sea visitado, admirado y recordado, en los ojos y el corazón de cuantas personas tengan la suerte, o la posibilidad, de estar allí ese especialísimo día para disfrutar y admirar cómo el aire pone vuelo en las piernas y los pies de los danzantes que parecen, con blanquísimas enaguas con puntillas y sus pololos y tocado especial sobre la cabeza, venir de otro reino. Fue allá por el siglo XIII cuando el Papa Urbano IV, 1264, instituyó la fiesta del Corpus Christi por una Bula y la declara como una de las más importantes del año. Y en el año 1280 el rey Alfonso X el Sabio asiste a la celebración en Toledo. Sería el Papa Juan XXII quien añadiría la procesión de la Hostia consagrada por las calles.
 En Castilla se extiende esta devoción-tradición lo mismo en las ciudades que en los pueblos. La devoción a la Eucaristía está muy arraigada en el corazón de los creyentes. En 1702, la fiesta profana alcanzaba demasiada alegría y el obispo Fray Alonso Laurencio tuvo que llamar al orden. Cevico aúna fiesta y religiosidad.