Dionisio Lamas Muñoz

Tribunal Libre

Dionisio Lamas Muñoz


La mentira

18/03/2024

Es la defensa de las personas fracasadas, sin recursos intelectuales para afrontar con lucidez las incertidumbres de la vida en sociedad, y donde conviven el engaño permanente y las más grandes vilezas humanas. La mentira es una patología psicológica, con ella, se deshumaniza y se pervierten el hombre y la mujer, llegando a la bajeza moral intrínseca del determinismo social, y concitando la repulsa de la mayoría estable de la sociedad. Una proporción elevada de personas que utilizan la mentira como medio de subsistencia, padecen trastornos paranoides de la personalidad, acusada por los seudo políticos o las seudoreligiones y que usan el proselitismo más degenerado posible en la captación de personas. En las sociedades incívicas, donde todo acto inmoral está permitido, la inmadurez promiscua de la mentira adquiere validez, y es protagonista como medio de sobrevivencia ante la carencia de recursos culturales, intelectuales y religiosos. Sociológicamente la mentira se hace institucional, con el fin último de rentabilizar el engaño a multitudes de seres humanos, poco precavidos ante las promesas envanecidas e ilusorias de las infrapolíticas. Quienes ejercen el engaño como profesión, aguzan el ingenio para desacreditar por todos los medios, a quienes se oponen a sus criterios, y se esfuerzan para medrar sin méritos en cualquier institución, falsando la verdad hasta límites insospechados. De la mentira se hizo uso en todos los tiempos de la historia, para llevar a la cruz o a la hoguera a miles de personas, sometiéndolas a torturas ilimitadas; por la mentira, unas naciones invaden a otras con el infame pretexto de liberarlas de la esclavitud, o someterlas a sus ideas; desde la mentira se enciende el odio, la venganza, la soberbia, que son la deshonra y la vergüenza de las naciones del mundo. La mentira fruto de la neurosis, profana el buen nombre de las personas y mancilla su dignidad; bajo su sombra se llevan a cabo traiciones, bajezas y desvergüenzas; desde ella se encumbra al filibusterismo, catarsis del mal, no de la purificación. Desde la mentira todos los hechos acusatorios pueden parecer ciertos, y es necesario profundizar hasta descubrir el engaño y hacer honor a la justicia.