Dionisio Lamas Muñoz

Tribunal Libre

Dionisio Lamas Muñoz


La decencia

27/11/2023

La decencia es un valor humano sublime, desciende de los cielos y quienes la poseen son bienaventurados porque llevan la blancura de los Ángeles y la semblanza del Altísimo en sus actos y en su corazón. El valor de la decencia hace que el ser humano, hombre o mujer, disponga de la entereza duradera en el decurso de su vida, para decir no al engaño, la impostura, y la cohabitación injusta.
La virtud de la decencia por ser un don celestial que concierne a todos los seres humanos, se asienta siempre en la verdad y en la justicia. Tiene una consideración delicada y exquisita por los sencillos y los humildes de espíritu, y proporciona conmiseración y entrega a quienes sufren la inclemencia de los tiempos convulsos: pasados, presentes y venideros.
La decencia aporta generosidad y agradecimiento, y tiene palabra en cualquier acto: social, institucional o individual. Sabe valorar cada trance en sus justos términos y mantiene la moderación en el hablar, en el vestir y en la conducta henchida de hidalguía. Tal valor o virtud no mancha la dignidad de ningún hombre o mujer; ofrece siempre su ciencia y su saber a cuantos semejantes requieran su consejo. Y tal virtud huye del desaire, la envidia y el infundio.
La decencia mantiene con serenidad sus principios y sus creencias, sin proselitismos ni imposiciones, pero condesciende desde el imperio de la razón y de la verdad.
No caben en la decencia la afrenta, la vejación o la humillación, y proclama en todo instante la concordia y la fraternidad entre las personas, y siempre procura el bienestar de los demás y su mayor felicidad. La decencia ensalza los triunfos de las personas, impulsa sus anhelos y encumbra sus méritos y la gloria personal del esfuerzo. 
Nunca desvanece los sueños ni las ilusiones, las cuales entusiasman y llenan de alegría cada una de las inquietudes que persigue cada ser humano en su patrimonio personal.
Desde la génesis de los tiempos, desde sus días primeros el ser humano con decencia trabaja con acendrado esfuerzo por una humanidad pacífica y solidaria, junto a su gran caudal de cultura, brillante como las estrellas, y con el fin de que el dolor o el sufrimiento pertenezcan al pasado y dejen de existir la zozobra o la inquietud.

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