Juanma Terceño

El hecho gastronómico

Juanma Terceño


Caraduras y catetada

13/03/2024

La semana pasada acudía a una presentación de viandas y vinos de una comarca gallega en Madrid. Me provocó escribir sobre dos aspectos:
El primero, pues me he acordado mucho de un artículo que escribí hace ya casi 6 años, en el que hablaba de los «canaperos», esa indeseable subespecie humana que acude a la llamada de lo gratis con una serie de derechos que nadie sabe en qué ley están recogidos.
El caso es que hubo ciertos encontronazos; la perfecta organización del acto, la convocatoria cerrada con listado, nombres y apellidos de asistentes confirmados, para alrededor de 50 personas entre sumilleres, cocineros, prensa… pues aún así encontraron hueco o invitación ciertas personas, aún así mostraron en sus móviles la convocatoria, que les había sido remitida por, ya saben, «el amigo del primo del cuñado del vecino del sobrino de»… y algunos consiguieron colarse, y otros que no pudieron andan aún despotricando, y equivocándose por las redes sociales, reclamando a diestro y siniestro, ya sea a quien algo tuvo que ver con el acto como a quienes no, pero el caso es que necesitan soltar su bilis.
Y el segundo aspecto, la falta de rigor de los responsables de las instituciones, que provocan en muchas ocasiones vergüenza ajena. En este caso, en un evento perfectamente organizado, con una muestra de más de 50 vinos de una Denominación de Origen, en perfecto estado de revista, temperatura y listos para su degustación, con una pequeña información de cada uno de manera que los asistentes pudieran ir probando a su ritmo, sin agobios… el momento llegó a la hora de los discursos. Hablaron bien varias personas, con discursos amables, relativamente concisos, suficientemente institucionales con los oportunos agradecimientos y reconocimientos… y en el momento más político, el alcalde de la capital de la comarca, muy simpático por cierto, pero soltó la perla del día: «el único vino del mundo hecho al 100% con esta variedad de uva es el vino de nuestra DO...».
Vamos a ver, señor, está muy bien ensalzar al máximo la singularidad o las bondades de lo suyo, pero no puede soltar esa catetada, y menos ante un público especialista como era el caso.
Bueno, unos y otros, canaperos y representantes públicos, háganselo mirar por favor.

ARCHIVADO EN: Madrid