Juanma Terceño

El hecho gastronómico

Juanma Terceño


La cocina de Elvis

17/04/2024

En mi reciente visita a Graceland, la casa de Elvis Presley, me llamaron mucho la atención el comedor y, sobre todo, la cocina, como no podía ser de otra manera…
La cocina, muy llamativa desde el primer vistazo por tener el suelo de moqueta, lo que higiénico higiénico no debe ser, por sus muebles de madera y sus famosas lámparas de Tifannys. Y también lo completamente equipada que está, teniendo en cuenta que la casa se construyó hace unos 70 años. Me recreé un ratito contemplándola, viendo la organización de la zona de fuegos, hornos, microondas, preparación… debió estar cómoda la cocinera Mary Jenkins, a quien Elvis contrató y que trabajó en ella durante 14 años. Aún hoy en día podría considerarse que esa cocina mantiene cierta ergonomía a la hora de trabajar, más aún como imagino, que de esos fogones saliera continuamente comida para muchas personas; en la audioguía se indica que a todas horas estaba en funcionamiento.
Y con la comida, como hombre obsesivo y de excesos que fue el artista, también existen un montón de anécdotas y curiosidades. Para empezar, era un auténtico glotón, con gustos fijos, amante de comidas grasas y calóricas, y le repudiaba el pescado por su olor. Se dice que llegó a cenar durante 6 meses seguidos pastel de carne con puré de patatas…
Otra curiosidad es su pasión por la crema de cacahuete, que incluso ha dado pie a la creación de un famoso sándwich Elvis, a base de pan de molde tostado, bacon, plátano en rodajas, mantequilla y crema de cacahuete. O sus desayunos interminables, con tortillas de 6 huevos, medio kilo de bacon, tortitas o magdalenas y varios helados.
Entre sus comidas favoritas, y atribuido a Mary Jenkins, aparte de estos sándwiches y pasteles de carne, encontraríamos sopas de maíz y carne, perritos calientes con chucrut y mucha salsa, pollo frito, macarrones con queso, por supuesto carne a la barbacoa, o dulces como galletas, pudding de plátano o mermelada de fresa. Muy gastrónomo no era, desde luego.
En fin, que el Rey tenía también en la comida sus particularidades. Y estando en Memphis, que lo mismo se proclaman los reyes de las costillas, que de las alitas de pollo, que de las barbacoas… pues tampoco lo encontramos muy extraño, ¿verdad?