¡Ojalá fuera la actitud de Pedro Sánchez al convocar elecciones relámpago el 23, la de un herido! No. Busca, además de lo sabido, la reacción de su propio partido, obligando a apoyarle hasta el resultado electoral, un día incompatible con las vacaciones para aumentar el voto por correo o la abstención; morir matando. Herido de muerte se ha enfrentado a su propio alto orgullo narcisista con rabia. Con la personalidad del que aprieta las mandíbulas con fuerza. Del que guarda sorpresas bajo la gorra. Las elecciones plebiscitarias del 28-M han sido políticamente clarificadoras, Podemos y Ciudadanos se han ido por el desagüe en una década. No me explico cómo el de la coleta pretendía que España abandonase su vida de trabajo, familia, calles con aceras, bienestar… y nos dejáramos encantar por sus cantos de sirena o rebuznos. ¿Quién va a querer ser Cuba o Venezuela? Planificaban con estudiada doctrina política, plagada de mentiras, convencernos de que España no debía beber agua del frigo sino de la herrada del pozo.  Cuatro años y más, aguantando estupidez. Nos querían tomar el pelo y España no es tonta. Vox y PP si no se funden, se unificarán en la lucha existencial. Saben que el bien es común para todo el país y los problemas deben resolverse de forma unívoca, pactada, sin violencias ni estridencias, como veníamos haciéndolo. La frase de Fray Luis «… como decíamos ayer» es plenamente válida. Hemos atravesado un tiempo muerto, que dejará importantísimas deudas, pero hemos salido y saldremos. Los votos de Melilla se aclararán. Los despilfarros también. La democracia volverá. Para cubrir con la manta y darle palos, hay tiempo. Le falta al PSOE suprimir presión en la olla, haciendo rodar las necesarias cabezas: Santos Cerdán, Oscar López, Hernando, Bolaños, la portavoz Alegría, o Ion Antolín, entre otros muchos. Aunque debamos mantenernos en la memoria de lo que alguna vez un iluminado llamó su progresismo. Oscar Puente o Fernández Vara ya se han ido, el Plan Moncloa para Cataluña también. Resolveremos revolviendo lo de Bildu, o los nacionalismos, aunque cueste. Apoyémonos. Queremos trabajar y vivir en paz.