Fernando Martín Aduriz

Dirección única

Fernando Martín Aduriz


Desconocidos

07/04/2023

En la tierra donde habita la bella desconocida, y donde hay tanta pasión por el desconocimiento de lo propio del lugar o de lo que inventan sus gentes, se produce un fenómeno social llamativo: todos parecen conocer a todos. Hasta tal punto que se acuñó la frase: «Aquí nos conocemos todos».
Y es cierto que me asombro de regresar a veces en tren tras unos días de pernocta en Malasaña y de toparme con algunos desconocidos muy conocidos. Es decir personas con quien me he cruzado toda la vida por la calle y que sabría reconocer si me las encuentro en cualquier otra ciudad, pero que desconozco todo sobre ellas. 
Y claro, otro tanto de seguro acontece en su mirada, que creen conocerme porque me reconocen en la calle. Con lo cual el juego de espejos en que vivimos cobra aquí su esplendor tranquilizador. O sea no angustiante, pues es poner un pie en esta ciudad tan tranquila que empieza por P, y sentir que el palacio de espejos se ha encendido, lo que no sucede en ninguna gran ciudad repleta de gentes a quienes siempre ves por vez primera... y última.
Sin embargo, no me olvido del componente familiar en la extrañeza de toda angustia. Incluso de lo inquietante de la belleza, como resumiera Baudelaire: «La aplicación a lo bello es un duelo en el que el artista grita de espanto antes de ser vencido». Es por eso que necesitamos del artista, que nos lleva la delantera siempre, nosotros que en nuestro interior palpamos la derrota por venir. 
Quizá las pequeñas ciudades sintiendo en sus carnes el abandono y el declive intuyen que deberían proteger más lo propio, sus bellas desconocidas. Pero aún más debieran proteger a sus ilustres desconocidos y dejar atrás la pasión por la ignorancia de su histórico patrimonio, el material y el invisible.