Toyi Marcos Sosa

Desde mi ventana

Toyi Marcos Sosa


¿Qué está pasando?

12/05/2024

Estamos llegando a tal punto de disparate, a tal locura colectiva, que olvidaremos todo lo mejor que pueda haber en nosotros. Somos auténticos creadores de odio y, si odiamos, nos odiarán y el panorama será de mutuo recelo. Ofender no es un buen recurso ni siquiera soltando alguna que otra gracia. Días pasados leí en un periódico nacional: «El ministro Puente dice que Sánchez es el puto amo». Aluciné. ¿Es necesario llamar públicamente a alguien «puto» y, de aquí, pasar al vecino, al padre, al compañero, etc? Yo pongo en duda que alguna vez fuésemos creados para la felicidad total, pero de eso a ciertas maneras que deben dar ejemplo por el cargo que ocupan para después verse obligados a disculparse… En una ocasión, el padre Ramón, S.J. al que tuve el gusto de conocer, en una de sus conferencias explicaba que cerca de una de las escuelas que tenían en Bombay se le acercó un desconocido. Al principio, decía, le pareció que era un  próspero parsi. «Padre, ¿puede dedicarme unos minutos?». Él aceptó de buena gana y fueron caminando y aquel desconocido le dijo que se encontraba en estado de suma  confusión mental y espiritual, pues no hallaba ningún objetivo o finalidad a su vida; tampoco podía encontrar la felicidad en nada, incluso en ocasiones había considerado suicidarse. Manifestaba el padre que hubiera querido ayudarle más que las pocas palabras que pudo decirle en la calle. Este recuerdo me lleva a que nunca como ahora, en mis años de vida, había topado con tanto enfado ni tanta intransigencia entre los de arriba. Hay muchas personas que pasan por la vida sin ver más allá de sus narices, como quien acecha en la oscuridad sin reparar que no hace falta estar siempre fastidiando ni insultando. Mal oficio es aquel que parece no encontrar acomodo si no suelta alguna bajeza humana poco apropiada a la categoría que ostenta. Es sabido que muchos apogeos y ambiciones, además de destruir prudencias, apagan televisores. Respiren. Incordiar y distraer agitando ese ventilador acelerado debe cansar lo suyo. Si por equivocación escucharan, les diríamos que no se flagelaran tanto y trabajaran un poquito en beneficio de todos.