En cualquier sociedad, incluso en cualquier grupo humano, está presente la polémica. Las personas opinamos sobre todo tipo de asuntos sin que haya coincidencia con el criterio de los demás  Inmediatamente surge la disensión, la discusión, la polémica. Puede desarrollarse de manera tranquila, como un intercambio de opiniones contrapuestas en el que cada uno argumenta y trata de convencer a su interlocutor, pero también puede brotar la violencia verbal cuando el raciocinio de los polemistas es insuficiente por inútil. A nosotros, los españoles, nos apasiona discutir. En nuestra actual sociedad la polémica está presente en casi todos los ámbitos y, casi siempre, derivada de la política. Las decisiones gubernamentales son las provocadoras y los medios son los que refuerzan la polémica cumpliendo, así, con su tarea de comentaristas de la actualidad. Las desastrosas leyes llamadas feministas son las más provocadoras por su contenido extremadamente radical al tratar de imponerse a las leyes de la naturaleza. Pero es que en los últimos días la polémica no ha venido de las ministras podemitas, sino-quién lo diría-de la revista Hola. La decisión de una popular actriz y presentadora de televisión de tener una hija que ella no puede gestar por su edad, ha provocado un alud de opiniones-a favor o en contra-que mueven a reflexión. La derecha no se ha pronunciado pero ha expuesto la necesidad de debatir la legalidad, o no, de la subrogación maternal, para terminar con el limbo legal en que se encuentra. La izquierda se ha manifestado contraria a la legalización exhibiendo, una vez más, su extremo radicalismo. La señora Rodríguez Pam pide la prohibición universal y la penalización de quien lo practique. Sería interesante que explicara cómo va a llevar a cabo esa propuesta universal. Lo más sorprendente de la oposición a la subrogación maternal es su argumentación: mujer rica que compra el vientre de mujer pobre; violencia contra las mujeres; comprar un hijo, entre otros viejos clichés. La lucha de clases y la victimización de las mujeres. Comodines de la izquierda ya viejunos. Los hombres venden su semen y no he oído ninguna crítica al respecto.