Carmen Casado Linarejos

Epifanías

Carmen Casado Linarejos


Alfonso Guerra

03/12/2023

Con él se hizo presente un pasado de gran trascendencia en la historia de nuestra Democracia. Ocurrió en un programa de televisión de máxima audiencia durante el pasado 22 de noviembre, que alcanzó un grandísimo éxito cuya explicación viene dada por las declaraciones que le precedieron. El veterano socialista goza de total libertad de expresión y, como tal, viene manifestando su opinión acerca de las decisiones que el actual gobierno ha adoptado en relación a temas tan graves como la compra de votos a partidos independentistas, que compromete seriamente la igualdad entre los españoles, así como la unidad nacional. El ex vicepresidente del Gobierno Español se expresó haciendo gala de sus dotes como experimentado político que conoce muy bien la opinión mayoritaria del público al que se dirige. El conductor del programa supo muy bien orientar las esperadas manifestaciones del señor Guerra en la dirección deseada, de tal manera que la estrella del programa brilló en todo su esplendor. A su conocimiento de la nefasta situación política que estamos padeciendo se sumó su aspecto más humano al hablar de la ternura que le conmueve, como abuelo, la presencia de su nieta. El objetivo del programa estuvo brillantemente conseguido. Los medios servidores del Gobierno repitieron obstinadamente que el señor Guerra ya tiene 84 años y, en consecuencia, hay que tomar sus declaraciones como las del abuelo cebolleta que no se cansa de aburrir con el relato de sus batallitas. ¿No se llama eso edadfobia? Las declaraciones del señor Guerra así como las de otros destacados socialistas muy críticos con la vía de la actual dirección del PSOE evidencian la profunda fractura del partido. Y es que el actual secretario general del partido socialista está resultando ser un maestro en dividir todo lo que toca: la sociedad española y, ahora también, su propio partido, al tiempo que, con sus declaraciones extremas, crea serios problemas diplomáticos. Desde que inició el peligroso camino de aliarse con separatistas y el viaje a los extremos, Sánchez sigue los pasos suicidas iniciados por la izquierda española dividida en ocho partidos.