De siempre he pensado que ser socialista era mantener la solidaridad humana a través de un partido político, pero algo me dice que eso debió ser en el pasado.
Llamo a un muy amigo socialista con cargo para explicarle la difícil situación económica que atraviesa una compañera de partido, muy amiga suya y poco mía, y cómo se ha visto obligada a pedir un sueldo que la reconozca de forma suficiente para mantener su estatus con el desempeño del puesto político. Mi más que amigo, me escucha, me cuenta que ya el partido la remuneró antaño de forma complementaria para completar su salario. Pero que poco podía hacer, si bien lo intentaría. Poco o nada hizo. La mujer, esposa y madre, sigue en la misma situación.
¿Solidaridad socialista?
El alcalde de Valladolid, el socialista Óscar Puente, mantenía un convenio con la Diputación de Valladolid, hoy dirigida por un presidente del PP, por el que permitía prestar el servicio de bomberos municipal para los pueblos del alfoz. Eso se mantuvo desde antes de León de la Riva, que comprendió la imposibilidad de duplicar servicios por su carestía, en corto diámetro. Puente no reconoce una máxima mantenida por su partido: que el coste de los servicios no se mide por una valoración puramente económica, sino por el valor humano de la prestación de trabajos. Puente cortó el servicio municipal que prestaba a la Diputación de raíz, dejando a la buena de Dios a los pequeños pueblos, incapaces de defenderse ante una adversidad. La regla costo-beneficio tantas veces recurrida en actuaciones políticas, no se aplicó. El alcalde de Valladolid solo miró los beneficios económicos y cortó con la carga. Poco después hemos visto que ese alcalde, según explicó la portavoz del PP, Pilar Del Olmo, quien fuera interventora de Hacienda en Palencia, había adjudicado un contrato al empresario que le proporcionó las vacaciones veraniegas en su yate, para nadar en turbulentas aguas mediterráneas.
¿Solidaridad socialista? 
Las mutaciones no se dan solo en el Covid, a veces también se producen en partidos, el de Sánchez ha mutado y es necesario manifestarlo, por si quisiera volver a su estado primitivo.