Javier San Segundo

Ajo, guindilla... y limón

Javier San Segundo


Lo que el ojo no ve

01/07/2023

Sólo el hecho de pronunciar su nombre eriza el vello de narices. Incomoda y acojona mucho. Jack Nicholson convirtió a Jack Torrance en el personaje más terrorífico que haya visto un espectador en una pantalla de cine. El Hotel Overlook existe, Timberline Lodge en Oregón, y nada tiene que ver su lujosa realidad con el siniestro celuloide, pero se va a quedar allí sola en la habitación 237, su tía. Es una película relativamente larga, casi dos horas y media de metraje, pero para disfrutar de ese horror tan humano, tan verosímil, tan horroroso, tan posible, los actores tuvieron que sufrir en sus carnes y en sus almas catorce meses de rodaje lidiando con escenas que superaron el centenar de repeticiones. Jodernos plácidamente la tarde viendo El Resplandor no hubiera sido posible sin que Shelley Duvall, Wendy, casi terminara encerrada en un psiquiátrico, pero de los de verdad…. Y lo terroríficamente precioso se concentra en sólo dos horas y media. Me recuerda tanto a la mise en place… De vez en cuando gusto de uniformarme con traje y mandil de sumiller y acompañar a Sofía, propietaria de La Casa Dulce, a procurar servicio a algún evento de postín que se tercie. Obra como directora de orquesta de un amplio abanico de profesionales que conforman un equipo que, por arte de magia y de esfuerzo, logra que todos los asistentes gocen de principio a fin. Y las horas de montaje y desmontaje para que todo resulte fetén suelen duplicar o triplicar el tiempo efectivo de comercio y de bebercio. Rápido llega el IV Concurso Internacional de Patatas Bravas 'Una de Bravas 2023' que se celebrará en Palencia en el mes de septiembre… y son meses de trabajo previo para que en día y medio se ventile el asunto, pero todo el mundo se despida deseando volver. Y en el bar, a puerta cerrada… limpieza, pedidos, comerciales, gestoría, roturas y reparaciones, compras… para que, cuando el cliente se siente en la terraza, todo esté a punto, y sólo nos preocupemos, y se preocupe, de su deleite. En tantos menesteres lo bonito, lo vistoso, lo visual, lo que se ve, lleva amochilado un ingente trabajo detrás, para que, cuando se dispare el flash de la cámara, la instantánea quede perfecta. Es sólo un segundo, pero perdura para siempre. Buena mise en place, o… ¡¡¡ REDRUM !!!