Tema recurrente cuando sube la temperatura. Fundamentalmente, si ocupa el centro de la actualidad informativa y se culpa de ello al cambio climático. A continuación, los partidos de la izquierda hacen suyo el tema para erigirse en defensores a ultranza de la naturaleza y hacernos saber que, si les votamos, arreglarán los desastres climáticos y combatirán sin piedad a los culpables. A tal extremo se ha llevado el culto al ecologismo que se ha convertido en un movimiento sociopolítico de gran fuerza en nuestra sociedad. Es una doctrina que corre el riesgo de convertirse en una nueva religión condicionando nuestras vidas y haciéndonos sentir culpables. Si utilizamos una bolsa de plástico o comemos un filete de carne de vaca contribuimos imprudentemente al calentamiento climático. Las vacas emiten ventosidades de gas metano, gran contaminante de la atmósfera. Y es que los seres humanos tenemos la costumbre de buscar culpables a quienes responsabilizar de lo que acontece. La Historia nos muestra que nuestro planeta ha conocido continuamente etapas climáticas en permanente cambio y que estos se seguirán produciendo. En épocas anteriores, las catástrofes climáticas se achacaban a la cólera de los dioses que castigaban así a los hombres por su mala conducta. En la Edad Media, un elevado número de mujeres fueron conducidas a la hoguera acusadas de brujería, cuyas maniobras demoníacas producían inundaciones, epidemias, temperaturas extremas, fuegos apocalípticos y demás desastres naturales. En la actualidad, el calentamiento climático se achaca al mal uso que los humanos hacemos de los recursos naturales y la naturaleza se venga enviando sequía, inundaciones y demás desastres. No hemos cambiado tanto.  En nombre de la ecología, la política está cambiando nuestras vidas en todos los ámbitos: los medios de transporte, la vivienda, la alimentación, etc. Un modo de dirigir nuestro comportamiento desde la política, pero los cambios climáticos se seguirán produciendo como ha ocurrido siempre.