Toyi Marcos Sosa

Desde mi ventana

Toyi Marcos Sosa


El odio engendra…

16/04/2023

El artículo de Pilar Cernuda  'La Virgen del Rocío en TV3' del día 10 en Diario Palentino, pone los pelos de punta, dice: «Es una burla soez que hiere la sensibilidad de gentes que incluso son agnósticas». ¿En qué te han convertido otrora culta y admirada Cataluña? He residido allí y jamás se había faltado al respeto de creyentes de ninguna religión, fuera la que fuera. Y menos aún a ninguna Virgen: del Pilar, Covadonga, Candelas, Peña de Francia, Guadalupe, Moreneta, del Rocío, etc. Esta última, tenía una fiesta muy particular. La población andaluza siempre fue una de las más numerosas de aquella Cataluña industrial a partir de las décadas 50/60 del pasado siglo. Jordi Pujol, en 1958 clandestinamente escribe su libro La inmigración, problema y esperanza de Cataluña, donde tacha de lacra gravísima a los castellanohablantes, en referencia a los muchos andaluces que llegaban. Años más tarde, trató de maquillarlo. Los andaluces, como todos los demás, fuimos los que hicimos grande aquella Cataluña. Y llegó la democracia. Regresó Tarradellas. Para algunos, fue visto como una victoria, para otros una continuación del antes de su exilio y para el resto, una reconciliación. Suárez reconoce a la Generalitat. Nacen las CCAA. Comienza el reparto. Jordi Pujol es elegido en 1980 por mayoría simple y fue el arquitecto que en el subsuelo cimentó los muchos pozos sin fondo que nadie veía, ni ve. Acompañado por Marta Ferrusola, tardó poco en despuntar en opinión y formas, pero en voz baja ya se referían a els altres catalans. Pujol solía gritar por activo y por pasivo aquello de: Tots som catalans. Si el anterior mandatario hubiera ayudado a todas las regiones españolas por igual, no habrían salido tantos de su tierra. Pero sobre esto, nada ha cambiado. Catalanes y vascos siguen siendo los grandes beneficiarios del erario español; el resto calla. La gente quería trabajar, prosperar y todos hermanados seguir adelante. Y principió bien. Parecía que aquello se apaciguaba. 
Nunca me vi rechazada por nadie, más bien al contrario. Entré a trabajar en una empresa catalana en la que fui la primera fémina. Yo, una muchachita de Valladolid.