Juanma Terceño

El hecho gastronómico

Juanma Terceño


Visiones del Jerez

27/09/2023

Escribo estas líneas desde Marbella, donde todos los días de esta semana estoy realizando catas de vinos de Jerez para clientes del fabuloso e inmenso hotel Puente Romano, un marco incomparable de buen gusto, lujo, bienestar… un auténtico Paraíso cuyo Patio Sur, el espacio en que se ubican estas catas, esta semana es un trocito de Jerez traído a Marbella.
Los asistentes, huéspedes internacionales que están descansando estos días aquí, son una infinita fuente de información de cómo se ven estos tan peculiares vinos en sus respectivos países. Me resulta siempre culturalmente muy atractivo e instructivo, y también me aporta reflexiones e ideas de qué cosas debemos mejorar para la comprensión de los vinos de Jerez en los distintos mercados internacionales, y de qué comunicación debemos cambiar o realizar, que es distinta en función de determinados países.
Por ejemplo, cuando los británicos se enfrentan a un Tío Pepe, a un Fino, servido en una buena copa de vino, se sorprenden de que esté servido y tratado como un vino, pues normalmente tienen la visión más de que se consume a modo de digestivo tras la comida, o como si fuera un licor de sobremesa. Y les cuesta apreciar un vino tan tremendamente seco; evidentemente, si lo bebemos después de comer, no vamos a apreciarlo en plenitud. Y veo que una gran parte de público inglés aún relaciona los vinos de Jerez sólo con vinos dulces, por lo que su sorpresa ante finos, manzanillas o amontillados es mayúscula.
Otra curiosidad es la buena apreciación de los Cream, esos vinos generosos de licor, con un importante componente de dulzor, que son más fáciles de disfrutar, más desenfadados, y que en España son los menos valorados de todos los vinos jerezanos por ser mezclas de vinos secos y dulces, llegándose aún a definirlos como vinos «menos puros», «menos auténticos». 
La nomenclatura que aún existe en países como Holanda o Alemania, de vinos Golden o Rich, también llama mi atención. 
En fin, nunca me cansaré de divulgar y educar en Jerez y su grandeza, en su magia y su duende, en su arte, sus vinos, su gastronomía y sus gentes, qué embajada embotellada tan bonita tenemos de nuestro país por el mundo, siempre lista para ser disfrutada. Todo un lujo.