Jesús Mateo Pinilla

Para bien y para mal

Jesús Mateo Pinilla


Mi bisabuelo, Menchu y el Lhardy

30/03/2021

Mi bisabuelo Pedro Romero, el de la calle, fue un tiempo delegado de Tabacalera para Palencia. El Marqués de Salamanca que dio nombre al que fue barrio más selecto de Madrid, propuso a Pedro conociendo su fama de buen emprendedor.
El día en que dejó de ser representante de Tabacalera le ofrecieron una comida-homenaje en el Lhardy, el restaurante madrileño amigo de Fernando Salamanca, el Marqués, lugar de celebración de sus fiestas y eventos familiares. Yo he publicado el menú de la comida en Palencia 200 años de historia, donde se puede comprobar la magnificencia de las viandas, regadas por un Chateau d’Iquem.
Siempre tuve especial cariño al local compuesto de una planta baja para degustar con el consomé del samovar las famosas croquetas y el restaurante distribuido en comedores como el japonés, conciliábulo político de Primo de Rivera.
Y siempre pedí que me sirvieran allí, con la suerte de que lo hicieron. Quedé con Menchu el día de mi cumpleaños. Bella mujer, casada con un italiano en la época en que nos dio a los españoles por los extranjeros. A su padre por ser ingeniero industrial, Franco le otorgó un relevante puesto en el Ministerio de Industria y ella vivió del mundo de la moda durante años.
Quedamos en el Lhardy, el 8 de la carrera de San Jerónimo donde debíamos coincidir. Tras el encuentro me felicitó y avisó de un regalo señalado. Esperando en la planta baja disfrutamos del retrato que Madrazo hizo de Emilio Huguenin, durante toda su vida llamado Eugenio Lhardy, padre del extraordinario pintor Agustín Lhardy de quien he visto cuadros en la casa familiar del doctor Zoreda, encima de la primera tienda de tejidos de Marcelo en Palencia.  
Mientras nos ofrecían la carta, Menchu se ausentó para ir al excusado y me entregó con absoluta discreción, como ofrecimiento especial, una prenda íntima suya. Así se unió el recuerdo de mi antepasado Pedro Romero, Menchu, su tanga y el Lhardy.
Ahora, con la pandemia, quieren vender el mítico restaurante, no creo que se logre un cambio de uso, pero la casa de comidas puede convertirse en local de hamburguesas o sushi, liquidando los recuerdos. Adiós Lhardy.