César Merino

César Merino


El viaje

16/08/2021

Una de las manifestaciones más características de la inquietud y curiosidad de los espíritus humanos, quizá de forma primigenia simplemente una necesidad, ha sido y sigue siendo la de viajar. El viaje es una metáfora de nuestra vida, es una invitación a salir de uno mismo, de nuestras comodidades, a arriesgarnos en el contacto con aquéllas nuevas personas que nos esperan en esta experiencia, a enfrentarnos a las dificultades que siempre ofrece lo extraño. 
A lo largo de los siglos hemos crecido como humanidad a través de célebres expediciones, del conocimiento de otras culturas, del comercio, del mestizaje, de manera que nadie concibe ya que podamos existir como islas solitarias. 
Uno de los signos de nuestros tiempos son los viajes lúdicos o por mero placer. Hoy resulta más sencillo que nunca  viajar. Extraordinarias infraestructuras y eficaces medios de transporte lo permiten, disponemos de recursos informáticos que nos facilitan programarlos, pero hay que cuidar que no pierdan su carácter de aventura, que no se conviertan en un bien de consumo más, que se hagan demasiado previsibles y dejen de ser una vivencia cultural.
En esto, como en todo, conviene no romper el equilibrio de las cosas y disfrutar intensa pero también pacientemente y, a ser posible en compañía, de estas actividades. Si trasladamos las prisas con las que vivimos habitualmente a nuestros viajes, es probable que  no nos dejen el recuerdo que hubiéramos deseado. 
Podemos aprovechar esos momentos para compartir con nuestra familia o con nuestros amigos los lugares que visitemos. También son una buena ocasión para enseñar a los más pequeños y a los jóvenes los tesoros naturales y artísticos que hay en España y que son parte de su historia.