Jesús Mateo Pinilla

Para bien y para mal

Jesús Mateo Pinilla


Abuso de la banca

09/03/2021

Veo en un programa de la mañana televisiva de Ana Rosa que, en un pueblo de Madrid a 50 okupas, el banco propietario del edificio les extiende un talón de 3.000 euros si desisten de su okupación y abandonan los pisos okupados. La Banca es el Ángel sí señor del Gobierno, que en vez de presionarle para que ponga los mecanismos legales para impedir el asalto de la propiedad privada, premia a los delincuentes que la violan. 
El camino iniciado es peligrosísimo porque se utiliza una vía ilegal en la que los propietarios, los pequeños inversores que en España alcanzan el 45% de la inversión privada, no pueden por no tener recursos, ni deben atender.
Además el banco está pagando con un dinero que no es para eso, aunque sea suyo, es una malversación del dinero con el que los españoles mantenemos a la banca. La banca se compincha y hace cómplice con los delincuentes. ¿Ustedes depositan su dinero en el banco para eso? Pagamos al banco para su mantenimiento, para que ofrezca créditos, para que facilite y engrase un pesado engranaje, el del mercado. Todo lo que no sea eso, es un engaño a los ciudadanos.  
Ya se pasó el tiempo en que en su banco se ofrecían vajillas, televisores, electrodomésticos, relojes o mantas haciendo competencia desleal al comercio vecino.  
Ahora son la mayor inmobiliaria del país, venden los embargos directamente, sin inmobiliarias de intermediación. Disponen del dinero que se les entrega con total libertad, suprimen sucursales, cierran cajeros, dejan la España rural sin servicios. Se aprovechan de rescates que no devuelven; nos han estado cobrando de más, hasta que los jueces establecieron los gastos de formulación de las hipotecas; se aprovecharon de inversiones engañosas y ahora piden dinero para entregarlo a cambio de que una pobre mujer recupere su domicilio a la que los okupas asaltan y rompen su mobiliario con sus recuerdos dentro. No tienen vergüenza, necesitan una querella y que no les entreguemos nuestros ahorros.
Pero de eso no dice nada Echenique y sus adláteres, defensores del pueblo llano y de su planificación. Hay que recordarles lo que decía el economista y filósofo Friedrich Hayek: el estado planifica y cuanto más planifique el estado, resulta más difícil para el individuo su propia planificación.