Parece que todas las mujeres españolas están de acuerdo con el feminismo planteado a nivel de calle y manifestación, cuando no es así. Aproximadamente el 74% de las féminas no son acordes con esa manifestación que parece más el resultado de una posición ideológica que análisis de la realidad.
Hoy la vida es independiente de los partidos políticos y no todas las mujeres piensan lo mismo, como no todas sienten igual, o se identifican de la misma forma; las mujeres no son expresión, ni objetivo de ideologías concretas que las mantiene como enemigas de los hombres solo por ser mujeres.
Camille Paglia, profesora de humanidades y arte, de comunicación, crítica social, gran ensayista y voz independiente, feminista desde los 60, nos ofrece circunstancias equivocadas del pensamiento feminista actual. 
Dice Camille que la violencia machista no es cuestión ideológica. Las mujeres, nuestras hijas, no nacen víctimas y así por lo tanto no se les debe educar, ni hacerlas pensar que hay determinados hombres que se aprestan a someterlas. 
La mujer debe creer en sí misma, en su libertad y responsabilidad. Si se quiere igualdad entre hombres y mujeres ésta debe establecerse sin etiquetas. La mujer debe buscar la igualdad con el hombre, no por su sexo, sino por su capacidad individual, postura que se aleja del feminismo de cuota o de cremallera.
Paglia es crítica con el dogmatismo y la intransigencia, contraria a Lacan, Foucault y al postestructuralismo francés y está de acuerdo con el Me Too, el yo también que tuvo que expresar Tarana Burke cuando una muchachita negra la decía que varios la habían violado con 13 años y Tarana, sin poder contestar emocionada, dijo: Me Too, o yo también.
Paglia se ha alineado en su pensamiento con Susan Sontag, con Artemisa Gentilischi, la brillante periodista Emilia Landaluce, o la política Álvarez de Toledo, en Rusia con Anastasia Melnichenko y ahora con Loola Pérez, que ha escrito Maldita feminista, publicado por Seix Barral.
Pero no todas ellas comparten posturas sobre otros temas como el aborto legal o el estado coercitivo. Se puede estar de acuerdo en algo, pero no tiene porqué ser en todo.