El ser humano anímicamente tiene tendencia innata a la dejación de sí mismo o frente a sus semejantes, fruto de su ofuscación y de cierta frustración a lo largo de su vida, por contrariedades sufridas, consecuencia de ello, es su baja autoestima dentro de la convivencia humana en sociedad. 
Inherente a la mala educación son los comportamientos inadecuados o incivilizados y venidos del inframundo insociable y cavernario, que entraña: violencia permanente, incumplimiento de las normas, y desprecio a las leyes, todo lo cual, define patologías mentales que impiden a la persona asumir el valor de la responsabilidad en todo momento, discernir el bien del mal, desconocer sus actos voluntarios e involuntarios.
La mala educación, impide afrontar con lucidez el orden establecido para el desarrollo armónico de una sociedad pacífica y culta, de lo cual se infiere que el ser humano tiene carencias afectivas que desestabilizan su carga emocional, por lo que manifiesta en el comportamiento respuestas inaceptables en la sociedad como: la crispación y el desorden, en un contexto punitivo y sancionable.
La mala educación es enemiga del respeto, y aquella se manifiesta cuando el hombre o la mujer, son incapaces de mantener una conducta sociable en todo lugar de convivencia, como recoger la suciedad de las mascotas en parques y calles; cuando son incapaces de echar los objetos inservibles en los contenedores o papeleras; cuando se mantienen las vías públicas intransitables por el abandono y la basura.
La mala educación es la enseña del egoísmo personal y colectivo, la bandera de la mala libertad donde se alumbra la destrucción, el lugar que señala la deformación intelectual y social de la persona.