Jesús Mateo Pinilla

Para bien y para mal

Jesús Mateo Pinilla


Espantapájaros

07/09/2021

Esperaba en el coche a mi amigo Felipe que debía hacer una gestión. La acera se ensombrecía por los ebónibus que producen poca umbría, pero mantienen vivo su redondo follaje en todas las épocas del año. De repente, salen de la copa del que me era más cercano, auténticos chillidos de una paloma. La veo caer, sus ojos reflejaban el pavor que nunca pensé que pudieran expresar las aves. En el suelo permaneció herida. La atacó un cernícalo, rapaz que las causa terror y con el que el Ayuntamiento de Valladolid, al parecer, las elimina.
En la esquina de la palentina Santo Domingo de Guzmán con Canónigo San Martín, un inteligente y ecologista vecino, parece que las ahuyenta con la colocación en su terraza de lechuzas o búhos, señuelos que las espantan. Procedimiento limpio y carente de crueldad, incomparable a los conocidos pinchos. Le aplaudo.
Cuando en los atardeceres palentinos las cigüeñas se posan en las arquitecturas de la catedral, la toman como su fortaleza, evitando que otros pájaros se acerquen. Un espectáculo. Guardan su territorio, sirven de espantapájaros.
En el cambio de residencia de las palomas desde los palomares terracampinos para elegir el sustento de la ciudad, se genera una incertidumbre y una transformación en la manera de vivir, bajo la supervisión del espantapájaros que señala los hábitats de cobijo.
Por precariedad existencial nuestras vidas se han modificado, nos orientan espantapájaros, que no nos dicen dónde debemos ir, solo nos ordenan: ¡desapareced de aquí!
Nos hemos convertido en vagabundos de nosotros mismos y como dice César Antonio Molina, ministro de Cultura, «el vagabundo tiene un amor tan puro como la nada». Somos víctimas de la inocencia consciente. Al final de esta crisis no sabremos vivir y nuestros centros de amor pueden haber variado. 
Daudet en Safo afirma que el amor no dura para siempre. Como civilizados, dictamos nuestras propias leyes: «Se te pasará enseguida. Seguramente me habrás olvidado antes de un mes. Yvonne responde que lo olvidará todo en solo un instante y se tira por la ventana». 
Estamos bajo el engaño de los espantapájaros. Pero que nadie se tire por la ventana.

ARCHIVADO EN: Valladolid, Leyes