Jesús Mateo Pinilla

Para bien y para mal

Jesús Mateo Pinilla


Presupuestos generales

01/12/2020

Estos presupuestos generales del Estado, de pandemia, tienen enorme importancia no siempre suficientemente explicada. Debieron ser como las primeras páginas de una complicada novela.
Se busca por todos los partidos el cierre de números y cuentas, la aprobación, la valoración del resultado final, pero no se intentó que fueran presupuestos de gestión social, que es lo importante. Las primeras páginas de una novela deben ser tachaduras de lucha, de páginas rotas, de folios de papelera, de dudas, hasta fijar el eje definitivo que estructurará la obra. El eje de estos presupuestos debe ser servicio y obediencia a la gestión social, resolviendo los estancamientos de las fuentes productivas y sociales de una España rota por la pandemia.
Se cierra en falso la gestión económica de la pandemia, sin saber los costos definitivos de cada paso, aviones de respiradores, equipos de protección y médicos… ha sido el engaño de una verdad a medias. Y aclarados todos estos aspectos con trasparencia se articularía el presupuesto teniendo como base la gestión social de las cuentas que después alterable en función de nuevas necesidades.
Si la primera fuente productiva española es el turismo, se mantendrá su prioridad, en vez de atender a sueldos y sobresueldos, cargos y sobrecargos que en otro momento pasarían desapercibidos y hoy son inmoralidad imperdonable. 
La opacidad de pactos con nacionalistas vascos y catalanes es una barbaridad para la continuidad pacífica de España, en un instante en el que no todo vale. Pero no, se ha otorgado prioridad y esclavitud a Podemos, el primer partido de la oposición al gobierno, en un presupuesto socialista desviado por R. Decretos con aviesa intención, con el que ni siquiera se han puesto de acuerdo para mandar y construir el eje de la novela.     
Y si ocurre con la distribución de fondos del estado, qué pasará después en el traslado de lo público a las autonomías, donde los parches no arreglarán un pinchazo con demasiados agujeros.
Como dice F. González «se debe reconducir la situación», ya.