Pues sí, 50 años cumplió este fin de semana el calimocho… eso a muchos nos hará sentir un poco viejos… y no miro a nadie…
En fin, felicitación pública para la cuadrilla Antzarrak, que en aquella época eran unos chavales a los que se había encargado la organización de las fiestas del Puerto Viejo de Algorta (Getxo), y a los que se les "picó" el vino comprado, 2000 litros nada más ni nada menos. Así que dieron con una proporción adecuada para tapar su "sabor a petróleo" en la mezcla con la coca cola, al 50%, de esa bebida que ya se conocía como Rioja Libre o Cubata del Pobre, entre otros nombres. 
En este caso, el nombre viene dado, al parecer, referido a un miembro de la cuadrilla, Calimero, el Kali, que no debía ser muy agraciado físicamente, y por tanto era motxo, feo. Así que el feo de Kali fue quien salió homenajeado en una bebida que ha sido y es parte de las fiestas de verano en ciudades, pueblos y barrios, y que tanto hemos bebido.
Porque la popularidad del Kalimotxo, muy arraigado al País Vasco y Navarra, pero extendido en Palencia, Burgos y otras latitudes por los hijos de los emigrantes castellanos que se fueron a trabajar a la industria vasca cuando venían a los pueblos de origen a pasar los veranos, ha traspasado fronteras, y es un cóctel de moda en ciertos sitios de Nueva York y otros lares.
Yo le sigo rindiendo pleitesía, ha sido protagonista de tantas anécdotas de nuestra juventud que no podría ser de otra manera, así que alzo mi Cachi (o mi Mini, como dicen más al sur) y brindo por aquella pandilla Antzarrak que el 12 de agosto del 72 tuvo la genial idea… y por las fiestas del Puerto Viejo de Algorta, y por el feo de Kali… y no me voy a venir más arriba que acabo brindando por San Hidalgo…