Ilia Galán

Ilia Galán


Hermano lobo

27/09/2021

Mi hermano lo vio, se escondía... Entre las lomas, y estábamos en Tierras de Campos... Pero no pude verlo, bien hubiera querido. Solo los he visto en el zoológico y en documentales, pagaría por verlos en directo, como quien va a un safari. Me dicen que ahora se alimentan más de topillos o pequeñas piezas, como conejos, que de reses o rebaños a los que esperemos no ataquen, pues no sé si estarán preparadas ayudas a los damnificados. Pero si la prohibición de cazar al lobo perdura, el depredador no tendrá depredadores. El resto de la caza menguará, aunque los jabalíes tendrán tal vez quien los amedrente y regule. 
Pena me da que cacen al lobo, pero también a los jabatos, a los ciervos o corzos, a los conejitos. La naturaleza es cruel a veces. Unos y otros se regulan en la población. Pero el lobo es el único que no tiene rival, salvo el oso y el hombre, ese máximo depredador que con su tecnología es capaz de acabar con casi cualquier especie. Yo me eduqué con cuentos tradicionales y el lobo ahí estaba siempre, amenazante y también fascinante. El lobo de Gubbio y el pobrecito de Asís, San Francisco, también fue un relato que marcó a muchos, haciéndose amigo del que aterrorizaba a las gentes, pacificándole. Pero no parece ser época en que abunden los santos, sino más bien descreídos, pecadores y corruptos. No es fácil convivir con lobos en las aldeas más retiradas y a veces la competencia entre unos y otros nos obliga a escoger y hacer disminuir su población. La caza selectiva de este mítico animal puede reportar enormes beneficios, pero la han prohibido. Allí donde haya muchos, ¿qué niños saldrán solos a jugar al vecino campo? ¿qué pastores podrán dirigir tranquilos sus rebaños? Yo quisiera ver lobos, seguir su rastro y ver cómo cazan y devoran a los ungulados, pero otros querrán que esto suceda lejos de su territorio. La administración central arroja leyes que a menudo no pueden entenderse entre quienes lejos las padecen. El lobo caza, también el hombre. Ojo por ojo, diente contra diente. No es fácil amar al enemigo que compite por nuestro alimento. Yo habito la ciudad y lo amo, pero...