Ilia Galán

Ilia Galán


Árboles preregrinos

04/12/2023

¿Pueden moverse los árboles a Santiago para venerar al apóstol en su sepulcro? Pues van y vienen de nuestros caminos, la historia lo asevera. Hace décadas nuestras carreteras estaban flanqueadas por grandes colosos vegetales. Accidentes de conductores errados, al estrellarse contra sus troncos, animaron a talarlos; además, había que cuidarlos cuando las ramas secas caían o había ventoleras y el derrumbe los arrojaba sobre el asfalto... Requieren más cuidados que el puro desierto, por donde ahora transitan en nuestra provincia los peregrinos, desiertos de trigo o cebada segados con el inicio del verano por donde se extenúan como un sacrificio, un purgatorio o penitencia antes de llegar al deseado cielo del final del camino.
Por fin, nuestras autoridades han pensado en solucionar ese trayecto donde apenas hay sombra para nuestros viandantes, en terrenos llanos, despojados de toda verdura. La Diputación ya está en la última fase de plantación de árboles en el Camino de Santiago y veo una fotografía donde con un camión riegan los cachorros arbóreos en el tórrido verano, pues al principio necesitarán algún líquido apoyo. Los mil quinientos árboles, de varias especies, como chopos, fresnos o encinas darán más oxígeno y belleza a nuestros campos, permitirán caminar en las tórridas estaciones sin que suponga un riesgo grave de insolaciones y extenuaciones, animarán a más peregrinos y turistas a transitar nuestros caminos. Ahora vemos solo al amanecer o al ocaso a la especie peregrinante salir de sus guaridas y partir hacia el Fin del Mundo, donde la célebre sepultura les aguarda para resucitarlos un poco, pero es un milagro ver a atrevidos que lo hacen en otras horas, cuando el sol lo quema todo, dorándolo: pueden ser exterminados.
Han editado guías de los bosques o arboledas que atraviesan por el camino franco, robledales o pinares, hayas o serbales y alisos, choperas y otras especies señeras que el caminante, al meditar sobre la vida y la muerte, saborea leyendo y leyéndose en nuestros paisajes, al reflexionar en ese lento atravesar de nuestras duras naturalezas y sus bellezas. Hermosa propuesta.

ARCHIVADO EN: Camino de Santiago